LA HABANA, Cuba. – Comienza la campaña de la Declaración Jurada de Ingresos Personales correspondiente al período fiscal enero-diciembre de 2018 y parte de los trabajadores por cuenta propia encara ese proceso con una preocupación adicional.
A la incertidumbre de que las autoridades tributarias puedan considerar insuficientes los ingresos declarados por un cuentapropista, y en consecuencia aplicar las correspondientes multas y recargos, se agrega ahora la obligación de que los elaboradores-vendedores de alimentos, los transportistas, los arrendadores de viviendas, habitaciones y espacios, y los dedicados a servicios constructivos, habiliten cuentas bancarias fiscales para el desarrollo de su actividad.
Los cuentapropistas deberán depositar en esas cuentas el 65% de sus ingresos mensuales, y en todo momento el saldo mínimo de esos depósitos no podrá ser inferior a dos cuotas mensuales del impuesto a pagar. Según han manifestado funcionarios de la Oficina Nacional de Administración Tributaria (ONAT), los propietarios de esas cuentas bancarias podrán extraer ese efectivo cuando lo estimen pertinente.
Sin embargo, buena parte de los cuentapropistas consideran que la disposición es otro mecanismo gubernamental más para controlar el trabajo por cuenta propia. Además, dudan que las instituciones bancarias tramiten los procesos de depósito-extracción con la eficiencia y agilidad requeridas.
Por otra parte, todo indica que la directiva gubernamental pretende disminuir el dinero que circula en la economía y así aminorar la presión que una demanda crecida ejerce sobre una oferta precaria, como la que muestran los desabastecidos mercados de la isla. De igual forma, los jerarcas de la economía cubana podrían estimar que una menor masa monetaria en manos de un sector de la población detendría la espiral inflacionaria que se observa en la economía sumergida, o “bolsa negra”, como suelen denominarla los cubanos.
En las economías de mercado el exceso de circulante se soluciona mediante mecanismos económicos, sin necesidad de acudir a medidas autoritarias como la que ahora se anuncia en Cuba. Sencillamente, los bancos centrales— o la Reserva Federal en el caso de Estados Unidos— elevan las tasas de interés, y a los propietarios del dinero les resulta más atractivo depositarlo en los bancos que invertir en la economía. Se trata de la mejor medicina para mantener a raya la inflación.
Según la Conceptualización del Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista, en su acápite 102, en el actuar económico se combinan los instrumentos de dirección directos o administrativos, y los indirectos o económicos. No obstante, la economía cubana ha sido incapaz de funcionar mediante la prevalencia de los segundos, y continúa al arbitrio de las disposiciones administrativas, como lo atestiguan los cierres, las prohibiciones y las directivas de obligatorio cumplimiento que hemos visto aflorar en todos estos años.
Lo cierto es que existe un malestar generalizado entre los trabajadores por cuenta propia de las cuatro especialidades obligadas a operar cuentas bancarias fiscales. Incluso, algunos piensan renunciar a sus licencias una vez que sean llamados por la ONAT para oficializar el referido trámite bancario.
Si a los pagos mensuales de la cuota impositiva, más el 10% del ingreso bruto obtenido, se añade ahora la obligatoriedad de depositar el 65% de dicho ingreso, ¿con qué dinero se quedarán en caja chica para afrontar los gastos de la cotidianidad?