Se rompió el hechizo del TeamAsere

Como mismo no son capaces de mostrar empatía hacia su patria destruida, tampoco pudieron aguantar la presión de buena parte de los asistentes gritándoles “Patria y Vida”
Clásico Mundial, Cuba, TeamAsere, béisbol
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LA HABANA, Cuba.- Apenas salió el primer lanzamiento de Wainwright, la lluvia que caía pertinaz sobre La Habana arreció, con una brutalidad que obligó a subir el volumen del televisor. Los primeros momentos del choque entre Cuba y Estados Unidos en la semifinal del Clásico Mundial de Béisbol, fueron de infarto.

Los insulares empezaron con ventaja desde el mismo primer inning, y sin sacar la pelota del cuadro. A base de machucones y cierto descontrol por parte del abridor estadounidense, los cubanos anotaron la primera del juego.

El jolgorio, no obstante, duró poco. Estados Unidos le dio vuelta al marcador en la parte baja de la entrada gracias a un jonrón de Paul Goldschmidt, que empujó una carrera. A partir de ahí, los de Armando Johnson no pudieron reponerse.

El LoanDepot Park estaba repleto, con una antesala beisbolera erizada de opiniones políticas y mucha tensión para ambos equipos, aunque los cubanos cargaban con la doble ansiedad de emerger victoriosos y esquivar la bola caliente del “Patria y Vida”, sin hundirse en la mierda del “Patria o Muerte”.

La lamentable impresión causada por Yoan Moncada al afirmar que él no tiene nada que ver con “Patria y Vida”, heló el sentimiento de numerosos cubanos que suelen esperar alguna muestra de empatía por parte de sus atletas. En boca de un pelotero de Grandes Ligas, la causa por los presos políticos tendría mucha mayor repercusión, y después de lo que ha pasado en los últimos dos años, no se admiten medias tintas cuando se trata de la situación por la que atraviesa Cuba.

A Moncada le salió del alma lo que dijo y fue, quizás, la peor respuesta posible. Al White Sox no le importa Cuba más allá de los intereses personales que aquí pueda tener. Y otro tanto podría decirse del resto de los jugadores del TeamAsere, que van a lo que van, y de Cuba que se ocupen otros, específicamente los de dentro. A fin de cuentas, ellos se fueron, se insertaron en el béisbol profesional y pusieron negocios en la Isla para mantener a sus numerosas y empobrecidas familias con algo más que remesas. Ellos, como se dice en buen cubano, resolvieron.

Los que siguen jodidos son los que viven bajo la bota de la dictadura, esperando que quienes se fueron se dignen a levantar la voz por ellos. Las declaraciones de Moncada aplastaron sin remedio el respeto de muchísimos aficionados que saben que el pelotero pudo haberse escudado en miles de respuestas elegantes, antes que elegir una frase tan hiriente y despectiva.

No se puede decir que las palabras de Moncada provocaron el hundimiento del TeamAsere. Eso, según los comentaristas, fue culpa del picheo, y de la ofensiva, que no fue “oportuna”. Sin embargo, después de la respuesta de Yoan Moncada a la prensa, comenzaron a aparecer en redes sociales nuevos hashtags (#TeamSingao, #TeamAserejé) que expresaban el disgusto de los nacionales ante el cantinfleo y la evasión.

Claro que los peloteros cubanos que asistieron al Clásico son unos cobardes. No pueden saber de empatía, ni solidaridad alguna, porque ellos también son el hombre nuevo, que bajo el yugo castrista aprendió a fingir, callar y escapar. En Cuba siempre ha primado el “sálvese quien pueda”. Es insensato esperar otra cosa de los peloteros que fueron elegidos por la Federación Cubana de Béisbol para representar a la Isla en el Clásico.

Pero como mismo no son capaces de mostrar empatía hacia su patria destruida, tampoco pudieron aguantar la presión de buena parte de los asistentes gritándoles “Patria y Vida”, sobre todo cuando Yoan Moncada entraba al cajón de bateo. Mucho alardearon los comentaristas, los timberos cubanos y hasta algún repentista, sobre el buen ánimo del TeamAsere y su inmunidad a la presión; pero la perspectiva cambia cuando te das cuenta de que no eres un asere, sino un pusilánime que no representa nada y que, si fuiste incluido en la selección, es precisamente por tu reincidencia en ser cobarde.

Cuando se hizo evidente que Estados Unidos los iba a moler a palos, empezaron los lamentos, que si el picheo falló, que si la ofensiva no conectó, que si con esa presión no se puede jugar. Y luego el intento de convertir en victoria una paliza descomunal: que si este equipo Cuba demostró; que si los muchachos lucieron con orgullo las cuatro letras, y melcochas por el estilo.

Si algo demostró la experiencia del Clásico fue que, si no se convoca a los atletas que compiten en ligas profesionales, ningún equipo cubano podrá superar la primera ronda en certámenes de alto nivel, porque la calidad del béisbol que se juega en la Serie Nacional anda por el subsuelo.

También demostró, una vez más, que Díaz-Canel es un tipo osogbo, y también lo son su esposa, el espía de la regadera, los artistas guatacones, los activistas con cerebro de guata — como el tal Paquito de Cuba — y los narradores deportivos con su perorata insufrible.

Cualquier buen augurio que sale de esa gente se vuelve salación. Cuba no cayó por la mínima. Fueron catorce carreras por dos. Tan grande era la vergüenza, que Moncada no aguantó y en el octavo inning se metió debajo de un fly que era para Roel Santos, produciendo un choque bobo. Y el asere se tiró al piso, empezó a quejarse y hubo que sacarlo. El “Patria y Vida” le pesó tanto como esa Cuba que duele, y a la que le dio la espalda con sus declaraciones.

Los carteles y gritos del exilio en el LoanDepot Park no pasaron desapercibidos para los cubanos, lo mismo en sus casas que delante de las pantallas habilitadas en lugares públicos. El régimen podrá decir lo que quiera, pero queda claro que este país no va a ganar nada mientras no tenga, primero, libertad.

Penosa derrota del TeamAsere. Ahora, a recoger la cascarilla y el agua, y preparar un atole para la Primera Chancleta de Cuba, que debe estar atorada de maledicencia y bochorno.

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