MIAMI, Estados Unidos. – El sueño del Real Madrid de lograr su decimoquinta Champions League fue aplastado sin piedad por el Manchester City, en una noche (hora de Turquía) en que el equipo de Pep Guardiola demostró superioridad abrumadora. Ni siquiera la presencia de Erling Haaland fue necesaria en el Estadio Olímpico de Atatürk, en Estambul, para que el City firmara su pase a su segunda final de la Champions.
Guardiola, tras la victoria, reafirmó el regocijo que ha experimentado en estos años, un sentimiento que se intensificó en esta noche mágica para el City. Hace dos años, el City se metió en la final en un estadio vacío y silente a causa de la pandemia, pero esta vez lo hizo en plena plenitud, frente a un público vibrante y un equipo que simplemente no tuvo rival.
El Real Madrid fue una sombra de lo que se esperaba, sin juego ni alma, demostrando una rendición que trajo amargura a los seguidores del club que considera la Champions como un trofeo de su propiedad.
Los problemas para los blancos fueron numerosos. La estrategia falló, y jugadores clave como Vinicius y Benzema parecían perdidos en el campo. Solo Thibaut Courtois, portero del Madrid, se salvó del desastre, realizando varias intervenciones imprescindibles que evitaron una catástrofe mayor.
El Manchester City dominó el partido desde el comienzo, adueñándose del balón y construyendo su presencia en el área del Madrid de manera metódica y constante. Los intentos del Madrid de resistir y contraatacar fueron infructuosos, y los errores en la defensa blanca se pagaron caros. El primer gol llegó cortesía de Bernardo Silva, quien tras una asistencia de De Bruyne, eligió su palo y disparó un tiro que resultó inalcanzable para Courtois.
El Madrid intentó reaccionar, pero fue en vano. Un nuevo gol de Bernardo Silva, esta vez de cabeza, y un autogol de Éder Militão, acompañado por un tanto de Julián Álvarez, cerraron el marcador y pusieron fin a la esperanza del Madrid.
A pesar de los cambios tácticos implementados por Ancelotti, el Madrid no logró reaccionar. El equipo de Guardiola, con la seguridad de que el trabajo estaba hecho, administró el ritmo del partido y mantuvo a raya al Madrid, que fue incapaz de traducir su mejora en verdaderas oportunidades.
Con esta eliminación, el Madrid se enfrenta a un incierto futuro y muchas interrogantes por resolver. Todo está bajo revisión, incluido el futuro de Ancelotti. Mientras tanto, el Manchester City marcha a la final de la Champions League, listo para escribir su nombre en la historia del fútbol.
