LA HABANA, Cuba.- Llegan las diez de la mañana y comienza el espectáculo. La antigua fortaleza de La Cabaña reabre sus puertas en estos tiempos de Feria Internacional de Libro en La Habana para ofrecer a sus visitantes una de sus ediciones cargadas de editoriales cubanas y extranjeras que vienen a exponer con gran desmesura sus evidentes intenciones de reforzar la opinión pública en la Isla a favor del Gobierno.
Este año este tipo de ejemplares con marcado interés político marcan su diferencia en cuanto a su cantidad respecto a otros de literatura general. “No te sorprendas porque la cosa no está muy buena. Faltaron algunas editoriales extranjeras y no hay mucha ‘gangarria’”, comenta Wendy, una de las muchachas que trabaja como organizadora dentro del recinto, refiriéndose a los artículos que comúnmente se venden dentro de la feria.
China fue el país invitado de honor al evento. Tras el escenario que representa el hecho exótico de probar los sabores de la literatura asiática, los representantes gubernamentales de ese país vinieron explícitamente a promover su sistema político y las ventajas que para ellos representa el “socialismo al estilo chino”.
En este sentido, destaca el título La gobernación de China, escrito por el propio presidente Xi Jinping, que se expone en la feria en los idiomas chino, inglés y español, al igual que otros materiales relacionados con las estrategias que viabiliza el Partido Comunista de ese país para sostener su desarrollo económico.
A pesar de ello, su táctica propagandística tiene un freno muy importante para los cubanos pues los libros que vinieron editados desde esa nación se están vendiendo en la feria a precios desorbitadamente elevados en moneda convertible o CUC, que los hace inaccesibles para los lectores de la Mayor de las Antillas. Por ejemplo, el libro de Xi Jinping tiene un costo de 15 CUC (375 pesos moneda nacional), completamente inasequible al salario que ganan los cubanos.
Populismos a la ofensiva
En la acometida propagandística tampoco quedan atrás países latinoamericanos como Venezuela y Bolivia que tienen presencia en varios stands del evento. En el caso de la nación bolivariana destaca por una totalidad de literatura dedicada a temas políticos. Sobre este aspecto, no faltó la imagen del expresidente Hugo Chávez con una enorme exposición de obras que enaltecen su figura.
Dentro de este entramado bien pensado de ofertas procedentes de ese país no se encuentra ningún título que aborde la crisis humanitaria que vive esa nación ni mucho menos que haga un contraste entre el origen chavista y el oscuro presente de la actual gobernación.
En el caso de Bolivia, los funcionarios de ese país también presentaron ejemplares que destacan la figura de su actual presidente ante las nuevas elecciones generales que se avecinan en la nación y que, por tanto, se evidencia la utilización de la literatura como una estrategia propagandística que utiliza el gobierno boliviano de cara a los comicios.
¿Rojos en América?
En la edición de este año de la feria solo un grupo de estadounidenses tienen libre acceso para vender dentro de la antigua fortaleza de La Cabaña. Se trata de los miembros del Partido Socialista de los Trabajadores de Estados Unidos, una agrupación de “extrema izquierda” que intenta difundir las ideas del comunismo cubano en Norteamérica.
Ante expresión asombrada de los rostros de los cubanos cuando se percatan de la existencia de una organización “roja” estadounidense presente en los salones de la feria, los jóvenes militantes de dicha entidad se encargan de distribuir los números de su periódico The Militant. También venden una serie de títulos cuyo objetivo central es persuadir a la opinión pública sobre los beneficios que representaría un socialismo en los Estados Unidos. Cabe destacar que, para llamar la atención de los criollos, a diferencia de los chinos, utilizan la estrategia de vender a precios diferenciados y mucho más baratos para los cubanos.
De la propaganda desmedida al desinterés de la juventud
Como es acostumbrado, también dentro la feria, una gran parte de las publicaciones cubanas estuvieron destinadas a promover al sistema implantado en la Isla. Dentro del recinto no convergen diferentes opiniones, sino que se reafirman las que las instituciones oficiales defienden y que, por tanto, convierte a la Feria Internacional del Libro en un espacio cargado de trampas ideológicas bajo la falda de la promoción cultural.
Ello ha suscitado el rechazo dentro de la Isla hacia la literatura. Por tales motivos, los más jóvenes vienen al evento buscando afiches de artistas e historietas que normalmente llegan a Cuba desfasadas respecto a la fecha original de publicación. También, cabe destacar que para desdicha de estos adolescentes este año inesperadamente no se contó con la presencia de los grandes posters de deportistas de los diferentes equipos internacionales de fútbol como se acostumbraba en años precedentes.
Demetrio, un señor que ha asistido a casi todas las ediciones de la feria en La Habana comentó que los jóvenes son el reflejo del desinterés tan marcado por la literatura en la Isla. “Ellos vienen a la feria como un espacio que tiene para salir de casa y cambiar de aires. No es culpa de ellos, la culpa es que de los que están haciendo que ellos pierdan ese interés por la buena lectura”, afirmó.