VILLA CLARA.- “Esto es sin protocolo, porque en El Mejunje los protocolos están prohibidos”, dijo Ramón Silverio, director del renombrado sitio antes de hacerle entrega del premio nacional de teatro 2018 al maestro titiritero Armando Morales, a propósito del 22 de enero, reconocido como el día de las tablas cubanas. F
Fue esta la primera vez que se otorgó dicho reconocimiento fuera de la escena habanera, en un patio y sin alfombras de por medio.
“No hay otro lugar en estos momentos como este para recibir el premio. El Mejunje es donde todo se integra. ¿Dónde voy a estar yo? ¿En una ceremonia formal u oficial? Allí el público no tendría la vitalidad y la trascendencia de lo que significa la teatralidad y la titeralidad. Aquí quería hacerlo”, refirió el también director del Guiñol Nacional.
Además de Morales, estuvieron nominados, entre otros, los teatristas Rubén Darío Salazar y Miriam Muñoz.
De forma jocosa, Armando refirió que el año venidero iba a sentir cierto vacío, pues llevaba 14 ediciones como finalista del premio y siempre se iba a casa con las manos vacías. “El oficio de titiritero es de hombres libres. Si desde que me coloqué por primera vez un muñeco en la mano no tenía compromiso con él, entonces no valía la pena. Los títeres me dan el aliento, me devuelven la energía que les entrego”, dijo en la ceremonia nada convencional.
Armando Morales se destacó por piezas como “La República del caballo muerto”, “Érase una vez un mundo al revés”, “Osobuco soberbio a la parrilla”, “El Panadero y el diablo”, “Fueteovejuna”, entre otras, y ha trabajado en festivales internacionales en más de una decena de países, además de su obra como plástico y creador de muñecos. Afamados teatristas como Alfred Jarry o Jacques Prevert han llevado sus textos a las tablas.