LA HABANA, Cuba.- Un concierto con varios de los principales cultores cubanos del rock celebró en el parque John Lennon, en El Vedado, al atardecer del primero de junio, los 50 años del Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, el disco de The Beatles que revolucionó la música popular del siglo XX.
Durante más de dos horas, canciones de The Beatles que eran coreadas por el público de todas las edades que abarrotaba el parque, fueron interpretadas por Los Kents (la más veterana banda de rock cubana aun en activo), Los Gens, Pablo Menéndez y Mezcla, Eddy Escobar y su banda, Sweet Lizzy Project, La Vieja Escuela, el grupo teatral La Colmenita, y La Flota, una banda integrada por los muy populares X Alfonso y los hermanos David y Ernesto Blanco, secundados por la baterista Yissi García.
Los mejores momentos del concierto corrieron por Los Gens en I’m down, Eddy Escobar en Here comes the sun y A day in the life, La Vieja Escuela en I want you (She’s so heavy), X Alfonso y los hermanos Blanco en Oh darling, y el cierre, todos los artistas juntos haciendo un Sgt. Pepper que hizo vibrar al público.
Fue emocionante, créanme. No me arrepiento de haber ido. Lo digo porque tengo un problema con el Parque John Lennon. Su inauguración, en los años 90, por el ministro de Cultura Abel Prieto, con su melena demodé y su cara de hippie arrepentido, y la presencia del mismísimo Fidel Castro, posando junto a la estatua de Lennon, él que tanto aborrecía el rock, la música del enemigo, fue tomada como una burla por muchos de mi generación, que tuvimos que soportar durante años la prohibición de la música de The Beatles y enfrentar los castigos por empeñarnos en escucharla.
Me repugna que los mandamases se hayan robado Imagine y la utilicen para sus tribunas. Supongo que a John, sentado en un banco de un parque del Vedado, le suceda lo mismo.
Para colmo, los custodios del parque, casi todos con caras de policías jubilados, tienen que tener guardadas las gafas de John, para que no se las roben, y solo se las ponen a la estatua cuando alguien lo solicita para tomarse una foto. Por cierto, las gafas ya no son de bronce y tampoco redondas, como las que se robaron varias veces, sino unos espejuelos cuadrados, de armadura metálica, bastante convencionales, como los de cualquier miope de barrio.
Al final, de nada valieron los esfuerzos inquisitoriales de los comisarios culturales, las hordas persecutorias del diversionismo ideológico, sus chivatones y los musulungos amaestrados que preferían poner en la radio, en español, Hey Jude por Los Mustangs.
En el concierto que celebró el medio siglo del Sgt. Pepper, eran veinteañeros los que con más entusiasmo coreaban las canciones. Cuando fueron escritas y grabadas, los padres de la mayoría de ellos aun no habían nacido.
Parece que tendrán que pasar muchos años más para que los Beatles dejen de tener fans en Cuba.