LA HABANA, Cuba. — Este 9 de noviembre se cumplen 42 años del fallecimiento de una figura legendaria de la música cubana: el cantante Miguelito Valdés, el llamado Míster Babalú.
Miguelito Valdés murió el 9 de noviembre de 1978 al sufrir un infarto cardíaco mientras actuaba en el cabaret Monserrate del hotel Tenquemada, en Colombia.
Bautizado como Miguel Ángel Lázaro Zacarías Izquierdo Valdés Valdés, nació el 6 de septiembre de 1912 en la casa con el número 14 del Callejón de Velazco entre Picota y Fundición, en San Isidro, un barrio de la Habana Vieja con mucha historia: allí nació José Martí, vivió y fue asesinado el más famoso proxeneta de La Habana, Alberto Yarini, y estuvo, en la casa del artista plástico Luis Manuel Otero Alcántara, la sede del anticastrista Movimiento San Isidro.
Cuando Miguelito tenía tres años, junto a sus cinco hermanas, fue llevado por su madre y su abuela a vivir al Pasaje Aurora, en Marqués González n° 358, en la barriada de Cayo Hueso, en Centro Habana, donde pasaría su infancia su juventud.
Corpulento mestizo de tez clara, era jaranero y amistoso, pero no toleraba insultos y era capaz de liarse a golpes con cualquiera que lo ofendiese.
El barrio de Cayo Hueso, cuna de muchos santeros, paleros y abakuás, nutrió la carrera musical de Miguelito Valdés. A unos cincuenta metros de su casa, en el solar El África, vivía su gran amigo, casi un hermano, el tamborero Chano Pozo, a quien, posteriormente, ayudaría a insertarse en los Estados Unidos.
El primer oficio de Miguelito fue mecánico automotriz. Luego incursionó en el boxeo amateur, donde obtuvo algunos triunfos. Pero su gran pasión era la música. Tocaba, guitarra, piano, contrabajo, batería, clarinete, y su instrumento emblema como showman, la tumbadora.
Se inició profesionalmente en la música con el Sexteto Habanero Juvenil, en 1923, de donde pasó en 1931 al Sexteto Jóvenes del Cayo.
Su primera actuación fuera de Cuba fue en Panamá en 1936. Cuando regresó a La Habana vino casado con Vera Elizabeth Eskildsen Tejada, hija de un diplomático belga, con quien tuvo un hijo: Juan Miguel. Este matrimonio se disolvió en 1944, por ella considerar que no era bien atendida por esposo debido a sus contratos artísticos.
Miguelito Valdés se incorporó a la orquesta de los Hermanos Castro, y luego a la orquesta Casino de la Playa, con la cual realizaría sus primeras seis grabaciones para la firma discográfica RCA Victor. De ellas, destaca la composición del tresero ciego Arsenio Rodríguez, “Bruca Maniguá”.
El Afro-Son que interpretaba Miguelito Valdés gustaba tanto a negros como a blancos y trascendió internacionalmente. Fue él con sus composiciones quien popularizó el ritmo de la conga tanto en Cuba como en el exterior. En gran medida ello se debió a los arreglos realizados por su amigo el pianista Anselmo Sacasas.
Su pieza musical más antológica y distintiva fue “Babalú”, de Margarita Lecuona, que grabara en 1939. La interpretación que hace de ella por el atropellamiento de las palabras, y el dominio de la dicción al apresurar largas frases, es algo sin igual.
El apodo de Mister Babalú se lo debió al presidente Harry S. Truman, a quien le gustaba verlo actuar.
El gran salto a la fama lo obtuvo Miguelito Valdés a partir de establecerse en los Estados Unidos en 1940, desde donde viajaría a otros muchos países del mundo con orquestas como la de Xavier Cugat y la suya propia.
Algo poco divulgado es que Miguelito Valdés y Chano Pozo ayudaron en New York, en sus inicios, a Olga Guillot. Años después, en 1954, Miguelito Valdés hizo una temporada junto a ella en el Cabaret Tropicana.
La amplia discografía de Miguelito Valdés alcanza 101 grabaciones en Cuba, 375 en varios países y 20 a dúo con otros intérpretes, para un total de 496 canciones.
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