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LA HABANA, Cuba.- Helman Avellé lleva años trabajando con el underground cubano, que no es sinónimo ni de marginalidad aunque es marginado, ni de alternatividad aunque sea alternativo al poder, ni de reguetón aunque algunos de los reguetoneros, como Alexander de Gente de Zona, hayan salido de este mundo donde el discurso debe ser crítico por norma.
“Cada grupo tiene su propia identidad y su propia visión del underground.” Unos fusionan y otros intentan “refrescar su imagen”. Helman habla de los grupos La Alianza, Golpe Seco, de Yrak, El vitalicio; Jimmy KoKlase; Wampara, la productora del Dj El Jigüe o los documentales de Yahima Pardo, en los que ha trabajado también, y que forman parte de ese sector incómodo. Justifica lo que algunos clasificarían como “modestia”: “Lo que hago son videos de muy bajos recursos, ahora en el mundo los clips se hacen con cámara de cine, no con las mías. Pero si no hay presupuesto entonces nunca se va a tener una visualidad comercial”.
“Ahora mismo estoy trabajando en dos de La Alianza, ‘Brújula’ y el tema que hicieron para el documental de los abakuás y tienen más en cola”, todos detenidos por “falta de dinero”. También tiene a los de Golpe Seco fusionando con el trap y tratando de que el público los identifique con Santiago de Cuba que es de donde son.
“Con los textos del trap me pasa lo mismo que a esa gente”, y se refiere al sector más puritano de la ciudad que una vez le molestó el rap, después el reguetón y ahora han arremetido contra el trap y sus textos soeces, llegándolo a llamar, “la no música”. Sin embargo, Helman va un poco más allá, “creo que es una evolución de la música urbana. Ahora mismo Golpe Seco está haciendo un disco nuevo y utiliza el trap con las letras que siempre ha tenido el rap”.
Comenta sobre lo que siempre ha adolecido el rap cubano: “los raperos deben adaptarse a las nuevas tendencias, a las nuevas maneras de comunicación musical con los mismos discursos que siempre han dicho para que la gente los escuche. Creo que el trap puede ser el mecanismo de entrarle a cierta y determinada gente que está escuchando música urbana ahora”.
Según Helman, el trap no tiene nada que ver con el reguetón, lo que sucede es que “los reguetoneros tienen la capacidad de montarse encima de cualquier género porque lo que les importa es pegar su música”, capacidad que aún no ganan los raperos.
“El trap no hubiera existido si The Prodigy no hubiese existido con su techno”, e intenta desentrañar la gran confusión del momento, “la gente lo confunde porque ha habido un reguetón antes, pero el trap viene de la música urbana norteamericana y surge de la tecnología que se utiliza hoy en día para crear música. Según tengo entendido, los profesionales después reproducen esos sonidos con instrumentos reales y con músicos de verdad”.
Para colmo, se han pronunciado los medios oficiales con respecto al trap: los raperos que fusionen tendrán que enfrentarse a la crítica cubana más rancia, además de la censura política con la que ya parece que han aprendido a lidiar.
Pero los que solo quieren “refrescar su imagen” e insertarse en los circuitos nacionales tampoco lo tienen muy fácil.

“Todos los que yo he conocido están interesados en llegar a Lucas”, el festival del videoclip cubano, “porque realmente Lucas valida su trabajo, pero casi todos quieren que su música sea aceptada como realmente la hacen y no cambiarla en función de un sistema que les exige lo que tienen que decir. El resultado es que muchos han presentado sus clips y han sido censurados, y ahora mismo Lucas es el mecanismo por el que Cuba entera escucha música y se entera de los videoclips”, asegura Helman.
“Lo que siento es que después de mucho tiempo hay un poco más conciencia entre algunos artistas en que tiene que haber una coherencia en la imagen. Mientras, otros creen que grabando su disco en su estudio y filmando su clip con su socio ya tienen su carrera artística matada”, y señala algunas excepciones. “La Real y la Reina, se han inclinado más al jazz y La Real ha hecho cosas independientes con música electrónica con el productor musical Dj Bo. Trabajé en sus últimos dos clips: uno con Yrak, El Vitalicio y el otro con Charly Cabrera y Yasser Argüelles”.
Pero la diferencia de “mentalidad” con respecto al reguetón sigue siendo la norma.
“El reguetón se ha logrado hacer de un sistema donde trabajan productores, realizadores, gente que se encarga del vestuario, de la fotografía, un manager. Y entre los raperos hay quienes siguen pensando que los artistas en el mundo se hacen por sí solos”.
Entonces, “lo que hacemos algunos son intentos de tener una visualidad agradable, un poco más moderna, pero seguimos siendo lo que tenemos, que al final es un poco más abajo que el underground”, y en todo lo demás que dice sobre el status en que ubica el rap y el underground cubano, está implícita su molestia hacia la crítica, desde la ignorancia, al rap y la censura de los medios y el poder.