La primera “Bayamesa” no fue la de Perucho Figueredo

MADRID, España.- “La Bayamesa” más conocida en Cuba es la de Perucho Figueredo, instrumentada en 1868 por el violinista y director de orquesta Manuel Muñoz Cedeño, canto de batalla que dio origen al Himno Nacional. Pero esta no fue la primera pieza así llamada en la Isla.
La inicial se cantó en 1851, compuesta por José Fornaris y Luque con arreglo musical de Carlos Manuel de Céspedes y Francisco Castillo Moreno. Considerada génesis del género romántico en la Mayor de las Antillas, fue creada para la joven de esa ciudad oriental, Luz Vázquez, quien luego se sumó a las luchas independentistas.
El poeta cubano José Fornaris y Luque nació en Bayamo, actual provincia de Granma, el 18 de marzo de 1827. Se graduó de Leyes en 1852, año en que, por motivos políticos, las autoridades españolas en Palma Soriano lo apresaron junto con Céspedes. Ejerció de abogado y heredó de su padre el cargo de Regidor del Ayuntamiento de su ciudad natal.
En 1853 Fornaris se instalaba de nuevo en La Habana, en cuya Universidad estudiara, y comenzó a cultivar la poesía, mientras se dedicaba a la enseñanza. Sus primeros ensayos literarios aparecieron en el periódico La Prensa. Hasta 1870, en que emigraría a Europa, cimentó su prestigio poético.
Dirigió las publicaciones La Floresta Cubana (1855-1856) y La Piragua (1856-1857) y editó, en colaboración con J. Socorro León y Joaquín Lorenzo Luaces, la antología Cuba poética (1855, 1858 y 1861). Es autor de Cantos del siboney (1855), Cantos tropicales (1874) y El arpa del hogar (1878).
Entre las revistas y publicaciones culturales en que colaboró están La Abeja, El Colibrí, El Almendares, Revista de La Habana, El Siglo, La Prensa, Correo de la tarde, Aguinaldo Habanero, Revista Habanera, El País, La Aurora y Revista de Cuba.
Popular cantor de la vida de los indios, en sus versos describió las costumbres de los primitivos habitantes de Cuba. Los Cantos del siboney hicieron de Fornaris el exponente más valioso de la corriente literaria denominada “siboneyismo”.
Falleció en La Habana en septiembre de 1890. Consagró sus últimos años a la enseñanza y a las letras.