MADRID, España.- En su libro Clásicos del periodismo cubano, la escritora Ana Núñez Machín, entre los 18 nombres por ella seleccionados —uno es José Martí y otro Juan Gualberto Gómez—, incluye a José de Armas y Cárdenas, conocido por su seudónimo Justo de Lara, tomado de la comedia El delincuente honrado, de Gaspar Melchor de Jovellanos; aunque también firmó con otros apodos.
Ella lo cataloga así: “Maestro de periodistas (…) se distinguió por su crítica erudita y formalista. Fue uno de los mejores comentaristas de la situación nacional e internacional. Desarrolló un estilo agudo y penetrante. Gran estudioso de El Quijote y admirador de Cervantes, publicó diversas obras acerca de estos temas”.
Nació en Guanabacoa el 26 de marzo de 1866 en una familia de intelectuales. Su padre fue el también periodista José de Armas, autor de la novela Frasquito, y su madre, Fermina de Cárdenas, una de las poetisas desconocidas del siglo XIX. Ambos traductores, el niño aprendió inglés, lo que le permitió traducir a Shakespeare y escribir en periódicos norteamericanos en ese idioma.
Parte de su infancia y adolescencia transcurrió en Nueva York, hasta que regresó a Cuba para realizar estudios de segunda enseñanza. Pese a que no lo ejerció, se graduó de Derecho Canónico con 18 años. En 1889 viajó a España para conocer al crítico Marcelino Menéndez y Pelayo, con quien mantenía relaciones epistolares.
Escribió para periódicos y revistas de Cuba, Estados Unidos y España; rotativos insulares como La Nación —que dirigía su padre—, Diario de la Marina, La Discusión y otros, los norteamericanos The New York Herald y The Sun. Como corresponsal de guerra cubrió para el Herald la guerra hispano-cubana-norteamericana, para The Sun el desembarco en Haití en 1908; en 1914 la guerra desde España para los diarios de la Isla El Mundo y Heraldo de Cuba. Durante su estancia en Madrid, de 1909 a 1919, Justo de Lara editó la revista El Peregrino (1912), colaboró en La Época, El Liberal (1913), El País, Blanco y Negro (1915), así como en The Quartely Review de Londres (1917).
En 1887 conoció a Martí, de nuevo se vieron cuatro años más tarde. De él escribió en su libro Crítica de Literatura: “Él no se dedicó a llenar con un nombre más la historia de la literatura del siglo XIX, sino a crear una nación más, haciendo la independencia de Cuba”.
Justo de Lara falleció en La Habana el 28 de diciembre de 1919. Tras su muerte, se editaron tres volúmenes con sus trabajos de crítica en inglés, italiano y francés. Compendio que recogió títulos como Los contemporáneos de Shakespeare (1885), Ensayos críticos de literatura inglesa y española (1910), Marlowe (1888) y Estudios y retratos (1911). Su seudónimo dio nombre al más importante concurso periodístico de los convocados en la República neocolonial: Premio Justo de Lara, a la excelencia periodística.