MADRID, España.- El 29 de abril de 1905 murió en La Habana el músico Ignacio Cervantes Kawanagh, quien triunfó en Cuba y en otras partes del mundo, y cuyas obras ocupan sitio prominente en la creación artística de la Isla.
Había nacido en la capital cubana en 1847, en el seno de una familia de buena posición económica y elevada cultura, contexto que influyó en que desde temprano pudiera mostrar sus aptitudes musicales. Del padre recibió sus primeras enseñanzas y luego estudió con el compositor y pianista habanero Nicolás Ruiz Espadero (1832-1890).
Muy joven compuso su primera contradanza, “La Solitaria”, dedicada a su madre. Estudió por un tiempo en París, donde obtuvo el Primer Premio en 1866 en un concurso celebrado en el Conservatorio de esa ciudad; más tarde recibiría otros lauros en piano y armonía.
En 1870 volvió a Cuba; se dedicó a la enseñanza y a ofrecer conciertos. En 1875 fue expulsado de la Isla, junto al importante violinista cubano José White, con quien daba conciertos para recaudar fondos en pro de la lucha por la independencia. Radicado en México y Estados Unidos, continúa apoyando la causa liberadora.
Realiza recitales y conciertos en iglesias y sociedades filarmónicas e imparte clases de piano para sustentar a la numerosa familia que procreara con María Amparo Sánchez, entre la que sobresalió la pianista, compositora y cantante María Cervantes (1885-1981), quien se destacó en la canción, el bolero, la romanza y el punto.
Ignacio Cervantes regresó a Cuba en 1879 y reinició sus labores como maestro y concertista. Durante los tres lustros siguientes escribe piezas para piano, obras sinfónicas y de cámara, una zarzuela y una ópera y concluye su larga serie de 45 Danzas Cubanas para piano, consideradas su gran consagración.
Al comenzar la Guerra de 1895 marcha de nuevo al exilio, hasta el último año de la centuria. Considerado uno de los más importantes compositores y pianistas del siglo XIX cubano, con trascendental influjo en la música de la mayor de las Antillas, identificó su obra musical con el sentir nacionalista.