LA HABANA, Cuba.- Entre las destacadas figuras del movimiento reformista cubano del siglo XIX, el poeta Francisco Sellén es de las menos conocidas. Nacido un día como hoy del año 1836, comenzó sus estudios en España, y una vez regresado a la Isla los continuó en la escuela del Santo Ángel. Colaboró con importantes impresos de la época, como Cuba Literaria, Revista Habanera, El Siglo, La Opinión y La Aurora, entre otros. Junto a su hermano Antonio fundó el Heraldo Cubano, un periódico bilingüe español-inglés.
A finales de la década de 1860 se vinculó a lo más granado de la aristocracia habanera, dividida entre reformistas e independentistas. Conoció al maestro Rafael María de Mendive, integró el Partido Reformista y conspiró activamente tras el estallido de la Guerra de los Diez Años, en 1868.
Fue encarcelado y deportado a España tras habérsele ocupado un depósito de armas. En 1869 logró escapar rumbo a Nueva York, donde se enroló en la expedición “Los cazadores de Hatuey”, en la que alcanzó el grado de capitán. El intento fracasó y el poeta regresó a Nueva York, donde se dedicó a la enseñanza y el periodismo. Además de colaborar con importantes medios en el país norteño, su obra fue incluida en la colección poética Arpas amigas.
Concluida la guerra de 1868, Sellén se opuso al Pacto del Zanjón. En 1882 visitó brevemente La Habana, pero pronto regresó a Nueva York, donde ayudó a José Martí en la fundación del Partido Revolucionario Cubano, bajo el cual se organizaría la guerra definitiva por la independencia de la Isla. Se mantuvo colaborando para medios como El País, Cuba y América y El Fígaro.
Se estableció en Cuba en 1904. Además de su trabajo como jefe de la sección de Estadísticas en el Departamento de Hacienda, se dedicó a traducir del idioma alemán obras cimeras como la colección de poesías alemanas Ecos del Rhin, la comedia Yelba, de Scribe, y Bertram, tragedia de Mathurin. Asimismo, tradujo varios dramas de Zacarías Werner y novelas de Wilkie Collins, Robert L. Stevenson, Nathaniel Hawthorne y F. Barret.
Francisco Sellén escribió el poema dramático “Hatuey”, obra de notable valor en la literatura cubana. Hombre culto y defensor de la independencia, antes de morir donó su nutrida colección literaria a la Biblioteca Nacional de Cuba.
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