LA HABANA, Cuba.- La 19na edición de Poesía Sin Fin proponía, en la casa galería El Círculo, el working progress de la obra Psicosis, de Sarah Kane, con la actuación de Iris Ruiz y bajo la dirección de Adonis Milán.
“Es a partir de una investigación que estoy haciendo junto a la actriz”, cuenta a CubaNet el director. “Ella con sus referentes, y yo con los míos”. Cuenta que solo se verá “una muestra de lo que estamos haciendo”.
Según Milán, el personaje que encarnará Iris Ruiz “pone en crisis todo el concepto social, moral y político de lo que representa la humanidad desde su interior”, pero desde donde se puede “describir cualquier nación y cualquier orden establecido”.
La incursión de Adonis Milán como teatrista en la alternatividad cubana, y pese a su corta experiencia, está marcada por la situación del teatro en Cuba.
“He hecho teatro en diferentes espacios como el sótano de la librería Alma Mater con filtraciones de aguas albañales; la cabina de audio del teatro municipal de Playa, que está prácticamente en ruinas donde anidan cientos de gorriones; en La Cobija, un espacio comunitario en Centro Habana, donde nos caían los pedazos de techo encima. Estuve peregrinando por esos espacios un año”. Hace la historia de todos los dramaturgos, directores, actores, teatristas de Cuba como si solo le hubiese ocurrido a él, pero de quien parece sentirse más defraudado es de la Asociación Hermanos Saíz quienes, por las mismas palabras de Milán, “se venden como la alternatividad”.
“Yo pedí un espacio dentro de La Madriguera”, cuenta. “Un teatro equipado por Tecnoescena”, empresa que pertenece al Consejo de las Artes Escénicas, y sigue describiendo las condiciones del lugar donde se sentía “prestado”, era una sala “con aire acondicionado, con luces y sonido del que yo solo podía usar el tabloncillo. No podía hacer ni un ensayo de luces un día antes de la presentación”, pero del que tuvo que salir inmediatamente después de que su discurso incomodara a las autoridades.
De ahí que haya tenido que empezar a asumir todas las responsabilidades de ser realmente director independiente de teatro en Cuba.
“Llamo ser independiente a no trabajar para la institución que en este caso es el Consejo de las Artes Escénicas”, aun cuando ensayaba en un espacio progubernamental, y sigue definiendo su nivel de profesionalidad: “Tampoco es teatro aficionado porque no lo hago por afición ni pertenezco a Casa de Cultura o a algún Centro Comunitario”.
Una de esas responsabilidades que se ganan con la decisión de decir lo que se piensa en el teatro es la de buscar “plataformas diferentes a las de la institución” o insertarse en espacios donde las artes se mezclan “en una eclosión”, defendiendo el espacio que cree, le pertenece en el teatro cubano.
“El diálogo con tu obra tiene que ser coherente para con las otras artes”, y sostiene una postura a seguir, “tengo una formación, vengo y respondo al teatro. Por eso mi postura, aunque pareciera que estaba en un espacio de confort es la de no ceder espacios y cuando la Seguridad me cierre una obra, me planto y si no me dejan ese día, vuelvo al otro o al otro o si un actor no me responde, entonces toco otra puerta”.
Para Adonis Milán, el “teatro ha resistido por su perseverancia, porque es un espacio de resistencia”, aunque afirma que las instituciones “han taladrado el escenario del Teatro para que los artistas solamente pertenezcan, se deban y respondan a la institución”.
Desde su postura como artista se ha planteado dos acciones concretas. Una con alcance político y otra con dimensiones artísticas.
La primera es apoyar desde el teatro a la campaña de Cuba Decide de Rosa María Payá, y lo hará “como ciudadano pero también como artista para tal vez colaborar con la oposición desde una manera mucho más visible, de una plataforma más visible como es el arte”. Percibe, como muchos de su generación, que la oposición aún necesita espacios concretos dentro de la ciudadanía cubana.
Y segundo, la Bienal #00, con su performance “Free Show”, una propuesta en la que quiere “invadir una casa y sus diferentes habitaciones con instalaciones donde los actores sean como una especie de fenómenos, representado a la Cuba actual”, y se centra en una de ellos: “El sufrimiento de la Isla que es una mujer desnuda metida en un bañadera con un cuarto forrado de papel periódico Granma o de Juventud Rebelde, escuchando discursos de Fidel Castro, y mientras se baña tendrá pulpos vivos que la marcarán con ventosas en representación de algo que la quiere poseer o succionar”, y ya de ante mano se plantea la disyuntiva de la realización por la represión que ha sufrido y la factura de la obra con sus altos costos.