MIAMI, Florida -El sistema productivo cubano no funciona y tiene que cambiar. El problema es ¿Qué cosa hay que cambiar? y la respuesta lógica es abandonar el sistema de economía estatizada y planificada, por otro en el que el sector privado participe y las fuerzas del mercado sean las que orienten la economía.
Las economías exitosas han demostrado que se debe dejar todo o casi todo en manos del sector privado y el mercado, pero el gobierno cubano es renuente a ello y los cambios que hace los realiza de manera parcial y tímida. En consecuencia no se obtienen los resultados que se esperan, y el sistema productivo sigue sin tener un desempeño aceptable.
Los que toman las decisiones no saben de economía y mucho menos entienden el concepto de cadenas de suministro. Para que el sistema de mercado funcione, debe dejarse libre toda la cadena de suministro y el gobierno cubano solo ha dejado libre la parte final de algunas de las cadenas. Para que haya producción, tiene que haber suministro de materias primas, componentes, consumibles, herramientas, accesorios, etc. Y en Cuba todo eso lo continúa controlando el estado. Por eso es indispensable profundizar los cambios, o sea, dejar las cadenas de suministro en manos del mercado.
Las leyes del mercado, incluyen la oferta y la demanda. En Cuba hay demanda para casi todo pues casi todo ha escaseado por décadas, pero las personas no tienen recursos para comprarlas porque los salarios en Cuba son ridículamente bajos y eso se aplica no solo a un segmento sino a toda la población. Entendamos una cosa: Los salarios son un precio. Son el precio de la mano de obra o de los empleados administrativos y profesionales y como todo precio, está sujeto a la ley de la oferta y la demanda.
Pero los sueldos en Cuba han sido fijados por el único patrón que ha habido por décadas siguiendo el concepto marxista de igualdad, que no es tal igualdad, sino una explotación del hombre por el estado. En una economía de libre mercado, los sueldos los fija la oferta y la demanda. Hacen falta ingenieros, entonces el “precio” o sueldo de un ingeniero sube. Igualmente se comporta el sueldo de un campesino o el de un jugador de pelota.
Y los sueldos locales, se ven afectados por los sueldos internacionales. Si los sueldos afuera son mucho mayores, la gente querrá irse para ganar más. Y esto no es deserción ni traición a la patria, es simplemente el deseo de superación de las personas, un aspecto totalmente humano. Y aquí termina el concepto de igualdad. Los sueldos no son iguales en todos los países ni todos los que hacen una misma actividad ganan lo mismo.
Tomemos por ejemplo a Yasiel Puig y su contrato multianual por 42 millones de dólares con los Dodgers. Eso no quiere decir que todos los peloteros cubanos valgan 42 millones de dólares. Yasiel los vale, porque solo hay un Yasiel Puig, un jardinero derecho que batea un porcentaje de 296 con 19 jonrones y 69 carreras impulsadas en el béisbol de mayor nivel en el mundo. No todos los beisbolistas pueden hacer eso y de hecho muy pocos lo logran, por eso a Puig le pagan esa suma. Otros ganan mucho menos y otros muchísimo menos.
Pero volviendo a los sueldos de Cuba, los 28 pesos cubanos que se pagan no alcanzan para nada. Ni siquiera los empleados de FoxConn en China, que se consideran mal pagados ganan una suma tan baja. En FoxConn a los obreros les pagan US $1.78 la hora que serían arriba de US$300 al mes que considerando un tipo de cambio del peso cubano de $26 pesos por dólar nos daría casi $8,000 pesos cubanos por mes. Ya no digamos los obreros norteamericanos que ganan muchísimo más.
Por eso es básico que en Cuba, se liberen también los sueldos para que alcancen su nivel de mercado y las personas puedan ganar el dinero suficiente para comprar lo que se produzca o importe, y así mejore su nivel de vida, entendiéndose que esto no sucederá de la noche a la mañana, pero hay que empezar.
Mientras el gobierno cubano no libere totalmente la economía, no se logrará que ningún cambio tenga el éxito esperado.