NUEVA YORK, Estados Unidos.- Es doloroso ver el atraso de Cuba en materia política, luego que nada cambió al ponerse fin al VII Congreso del Partido Comunista de Cuba.
Para la Cúpula gobernante pareciera que es una gracia el permanecer inamovibles en el tiempo, con los mismos slogans y los mismos dirigentes en el poder.
La noticia de la clausura del VII Congreso llega en los mismos momentos en que Chile llora la muerte de Patricio Aylwin, el primer presidente en esa nación andina luego de la dictadura de Augusto Pinochet.
Los contrastes no pueden ser más elocuentes: Chile realizó un plebiscito durante la dictadura, que demostró la voluntad del pueblo por la democracia… Y los resultados de esa consulta fueron aceptados por Pinochet. Cuba emplea un nacionalismo desgastado y pueril usando las figuras de Fidel y Raúl Castro, en una clara muestra que en la isla no ha cambiado nada.
Aylwin aprovechó los cambios realizados en la era pinochetista para afianzar la economía, logrando el milagro de una bonanza; y de paso el equilibrio democrático que detuvo el éxodo de chilenos que buscaban mejores oportunidades y libertad fuera de la patria. El gobierno de la Habana ignora el éxodo cubano, dejando la búsqueda de una solución a países centroamericanos y al propio Estados Unidos.
Cada cuatro años Chile renueva su gobierno. Cuba es gobernada por los hermanos Castro desde el triunfo de la Revolución en 1959.
Luego de la clausura del VII Congreso del PCC se dejó en claro que sus octogenarios dirigentes seguirán rigiendo los destinos de Cuba, con Raúl Castro y el primer vicepresidente José Ramón Machado Ventura, reelegidos como primer y segundo secretarios del PCC.
No habrá cambios en Cuba, y se reiteró el carácter “irreversible” del socialismo en la isla. Ni el pluripartidismo ni los ricos son bienvenidos. El Partido Único aprobó por unanimidad el informe central, reiterando el carácter “irreversible” del socialismo.
Un triste contraste de Cuba, frente al mundo democrático de hoy.