
FORT PIERCE, Estados Unidos.- Al parecer es denominador común de todos los líderes de la izquierda latinoamericana el hecho de no admitir una sucesión lógica mediante elecciones democráticas. Una vez cumplido el período de mandato que establecen las constituciones de sus países acuden a todo tipo de acción truculenta con la finalidad de mantenerse en el poder.
Todo parece indicar que con inmediatez olvidan los preceptos teóricos del modelo que ellos eligieron, y dejando atrás los conceptos de dictadura del proletariado y democracia socialista, establecen verdaderas dictaduras tras la apariencia de un dudoso respaldo popular.
Por estos días es noticia Evo Morales, el insignificante mandatario boliviano, que hasta el presente solo ha sido el eco de sus colegas de izquierda en Suramérica, y se le ha conocido más por sus disparatadas intervenciones que por sus acciones como presidente de una nación olvidada para muchos.
Entre los días 15 y 17 de diciembre, en el municipio de Montero, al oriente del departamento de Santa Cruz, se efectuó el congreso del partido oficialista Movimiento Al Socialismo (MAS). El principal punto de la cita fue analizar estrategias que garanticen la continuidad del proceso de cambios en Bolivia, lo que equivale a decir la continuidad de Evo Morales en la presidencia a pesar de su fracaso en el referendo efectuado el pasado febrero, en el que los bolivianos dijeron “No” a permitir que el presidente se presente a un cuarto mandato, su primera derrota electoral en 10 años.
Después de dos tensas jornadas de recuento, ante el casi igualado resultado, el “No” obtenía el 51,3% frente al 48,7% que lograba el “Sí”, con lo que se impedía una nueva reelección, algo que además no está contemplado en la constitución del país, la cual, en su artículo 168, hace referencia a la posibilidad de solo dos mandatos consecutivos. No obstante, el mandatario logró una autorización del tribunal constitucional para su postulación en el 2014, en lo que fuera su tercer período presidencial.
Durante el congreso una comisión política ha debatido propuestas para lograr mecanismos constitucionales que permitan otra reelección del presidente en 2019, que de lograrse prolongaría su mandato hasta el 2025, con lo que acumularía diecinueve años en el poder. Dicha comisión determinó respaldar la candidatura de Evo Morales para las elecciones del 2019, para lo cual aprobaron cuatro posibilidades. Una: aprobar una nueva reforma de la Constitución Política del Estado por dos tercios de votos de la Asamblea Legislativa Plurinacional. Dos: una consulta por Iniciativa Legislativa Ciudadana, que incluye la recolección firmas del 20 por ciento del padrón electoral. Tres: la renuncia de Evo Morales seis meses antes de cumplir su actual mandato para quedar habilitado (asumiría la presidencia Álvaro García Linera).Cuatro: que el Tribunal Constitucional realice una interpretación de la CPE “para hacer prevalecer el derecho de los ciudadanos a elegir al gobierno de su preferencia por sobre las limitaciones que pudiera contener la misma Constitución.
Evo Morales ha dicho: “si vamos a estar toda la vida sometidos a la Ley, no vamos a hacer nada”, pero fue aún más lejos al afirmar que ni él como presidente, ni Álvaro García Linera, actual vicepresidente, pueden estar sometidos a la ley, y en su ignorancia ha propuesto cambios, lo que presupone una violación de las leyes constitucionales de la nación; pero ya se sabe que los comunistas lo justifican todo, y acuden a cualquier acción maquiavélica para lograr sus propósitos.
El limitado mandatario boliviano no es, pues, la excepción, y se une a la lista de los aparentes defensores de los pobres de Latinoamérica. Pero en lo más profundo de sí solo ambicionan posesionarse de los bienes de sus maltratados países.
En Ivirgarzama, en la zona cocalera del Chapare, donde están las bases sindicales del gobernante, durante el acto por el onceno aniversario de su triunfo presidencial, con su anquilosada retórica —en la que son temas recurrentes el imperialismo norteamericano, los posibles golpes de Estado y el no al pluralismo ideológico—, su pésima dicción y una imagen poco grata, el mandatario pretendió alentar a sus seguidores con las consignas: “Evo es del pueblo, si el pueblo decide vamos adelante para enfrentar a la derecha” y “hemos llegado al palacio para quedarnos”, evadiendo la pérdida de su aceptación popular, que según un sondeo de la encuestadora Ipsos, está en un 49 %.
La oposición boliviana ha respondido de manera enérgica ante las propuestas del Movimiento Al Socialismo (MAS), pronunciándose con una advertencia de resistirse a cualquier cambio que vaya en contra de la Constitución Política del Estado (CPE) y en contra de la actitud de ignorar los resultados del referendo del 21 de febrero, a través del cual el pueblo rechazó la modificación del artículo 168 de la Constitución.
Durante un acto en la Plaza Murillo de la capital del país, el expresidente Jorge Quiroga convocó a la población a hacer frente a la intención de repostular una vez más a Morales en contra del referendo, y expresó: “Quiero hacer un llamado a todos los bolivianos a trabajar juntos en el campo jurídico, internacional, constitucional, democrático, para defender nuestros derechos, nuestra Constitución, la democracia que el señor Evo Morales la tiene de servilleta”.
Igualmente el vocero nacional de los Demócratas y alcalde de Cochabamba, José María Leyes, se refirió a que no existe ninguna vía democrática para lograr una nueva postulación de ningún gobernante que hubiera permanecido por dos períodos consecutivos, por lo que cualquier vía que intente forzar la voluntad del pueblo sería un acto dictatorial. El senador de Santa Cruz, Óscar Ortiz, ha sido otro de los que se ha pronunciado en contra de las pretensiones de Morales, al insistir en que la Constitución Política del Estado no se acomoda a su conveniencia.
La Iglesia católica boliviana, institución con cuyos líderes el mandatario ha mantenido una actitud distante durante su mandato, se sumó el pasado martes a las expresiones de oposición ante el intento de postularse a un cuarto mandato y lo convocó a respetar el resultado de un referéndum que le negó esa posibilidad. Por su parte, la secretaria ejecutiva de la Federación Nacional de Trabajadoras del Hogar de Bolivia rechazó la posible reelección al considerar que el presidente no ha protegido a este sector, lo que las ha hecho recurrir a instancias internacionales para llevar a cabo sus proyectos.
Desfachatez, descaro, desvergüenza y cinismo, afirmó en El Espectador el prestigioso escritor uruguayo Danilo Arbilla al referirse a una nueva mutilación a la democracia, enmarcada en los fines y propósitos progresistas; y no solo es descaro y cinismo, sino una burla a los principios de los ciudadanos de una nación que determinaron, hace solo unos meses, que el socialismo del siglo XXI llegaba a su fin también en Bolivia.
Esperemos que el MAS no logre sus propósitos. De cualquier modo, si en el 2019 vemos reelegirse al señor Morales, no hemos de asombrarnos. Tal vez siga el camino de los hermanos Castro y de Daniel Ortega, y desde su soledad en los Andes siga luchando por un inexistente socialismo y contra el “enemigo imperial”.