QUITO, Ecuador – Cada tercer jueves de noviembre el mundo celebra el día mundial de la Filosofía. La feliz idea de la Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), de establecer un día para dedicar los esfuerzos del pensamiento contemporáneo a la Filosofía es algo que no hemos de pasar por alto.
Según la resolución 33C/45 de la Conferencia General de la UNESCO, “el Día Mundial de la Filosofía se estableció para destacar la importancia de esta disciplina, especialmente de cara a la gente joven, y también para subrayar que “la filosofía es una disciplina que estimula el pensamiento crítico e independiente y es capaz de trabajar en aras de un mejor entendimiento del mundo, promoviendo la paz y la tolerancia”.
Se oficializó en el 2005, aunque desde el 2002 se viene celebrando. Como la propia entidad ha declarado no ser su propietaria y que este día “debe suponer un ejercicio de pensamiento libre, razonado e informado sobre los mayores desafíos de nuestro tiempo”, es que hemos de asumir nuestra responsabilidad como pensadores y hacer algo en pos de dicho día, aunque ese “ejercicio de pensamiento libre, razonado e informado”, ha de ser algo constante en nuestras vidas, que pueda ir más allá del símbolo y situarse junto a los grandes desafíos de estos tiempos.
Todos conocéis de las carencias materiales y las limitaciones que tienen los cubanos, pero muy especialmente del poco acceso a la información; lo que, sin duda, influye negativamente para la realización de este “ejercicio de pensamiento libre, razonado e informado” al que nos convoca la UNESCO. El deterioro social y moral de las sociedades actuales sobrepasa la contextualidad de lo social, para abrirse paso a niveles mentales y espirituales, lo que ha originado un empobrecimiento de la espiritualidad y la intelectualidad.
En tales circunstancias hemos de asumir nuestro rol, ser conscientes de nuestro deber, y poder despertar en unos y cultivar en otros el intelecto, lo que nos hará verdaderamente libres.
Hace muchos siglos, en la India meridional, un joven príncipe renunció a todas las riquezas terrenales y salió con unos pocos hombres a predicar su enseñanza basada en un análisis de las causas que conducen al hombre al sufrimiento y a la miseria espiritual. Después de mucho meditar, llegó a la conclusión de que la ignorancia era la causante de estos males. Así desarrolló sus doctrinas que luego formarían el fundamento de una de las más grandes religiones de todos los tiempos: el Budismo. Buda fue un verdadero redentor porque transformó el pensamiento de su tiempo, precisamente a través de ese ejercicio de “pensamiento libre y razonado” al que estamos llamados hoy.
En otras circunstancias históricas y en territorios opuestos se desarrollaban las cimientes de futuras escuelas de pensamiento. Tratar de encontrar más allá de la apariencia expresada en la multiplicidad cambiante de la naturaleza, aquella unidad que constituye la misma naturaleza del mundo, aquella sustancia única que es su propio ser y la única ley que regula su devenir, fue el móvil de aquellos a los que se les considera los primeros filósofos del mundo occidental. Los filósofos presocráticos ejecutaron por primera vez la reducción de la naturaleza a la objetividad, en la cual consiste la primera condición de cualquier consideración científica de la naturaleza.
Hacia el año 530 A.C., el filósofo Pitágoras de Samos fundó una escuela de filosofía en Crotona, en la Magna Grecia, al sur de Italia, con cuya enseñanza pretendía conciliar la antigua visión mítica del mundo con el creciente interés por la explicación científica. Esta es la primera referencia de una institución académica para la enseñanza filosófica. Hasta ese momento el mundo occidental solo había tenido ciertas figuras trascendentes, las que enseñaron oralmente a sus seguidores y algunos dejaron escritos, pero no hubo hasta entonces centros para la difusión sistemática de estas enseñanzas. Luego se ampliaban los horizontes especulativos a través de la academia de Platón, la personificación de la filosofía, y del liceo de Aristóteles, en cuyas instalaciones se lograba por vez primera una sistematización de la enseñanza filosófica.
Desde estos remotos tiempos hasta nuestros días, se ha estado desarrollando el pensamiento filosófico, hoy enriquecido con los aportes de la ciencia, de las investigaciones antropológicas, sociológicas y socioculturales. La idea de la existencia de un punto matemático infinitesimal, cual punto de partida de la génesis del Universo, al contenerlo todo desde un estado potencial, lo que encuentra su equivalente en el concepto filosófico del punto eterno, desde el cual se originan todas las posibilidades creativas, aún antes del despertar de la diferenciación y de la existencia de los mundos, ha sido definitoria en la aproximación entre la ciencia y la filosofía.
La hipótesis de la Inteligencia del Universo y la teoría de los multi-universos, han sido igualmente determinantes para la apertura científica desde una perspectiva filosófica. La filosofía ha propuesto la enseñanza de una Eternidad del Universo. Los llamados días y noches de Brahmá han encontrado su equivalente en la idea científica de una pluralidad de Universos, unos en actividad y otros latentes, esperando su explosión que los traerá a la manifestación. Detrás de todo el aparente mágico proceso se encuentra esa Inteligencia Divina, que obra no solo para lograr la génesis de todo, sino para mantener un orden jerárquico y una simetría, en virtud de una geometrización inherente, que ya desde los lejanos tiempos de Platón era aceptada.
Justamente hoy, día mundial de la filosofía, cuando el mundo, o al menos, aquella parte del mundo que aún piensa y trata de encontrar verdades subyacentes tras las concepciones teóricas de todo tipo, tratar de aproximarnos a nuestros hermanos de la ciencia es un reto. Pero cualquier posibilidad de aproximación y todo tipo de análisis especulativo necesita una libertad de pensamiento y de expresión, libertades que son reprimidas en los pueblos dominados por dictaduras totalitaristas.
Enfrentarnos enérgicamente a todo aquello que se opone a la realización del análisis y el estudio de forma libre, crítica e independiente, es nuestro deber. La filosofía no es solo una madeja de teorías y axiomas teóricos inentendibles. Recordemos que desde los tiempos de Sócrates y Platón estuvo vinculada a la política y que uno de los mayores movimientos filosóficos del occidente, conocido como la Ilustración francesa, influyó sobremanera en la gestación de una revolución que cambiaría la historia de Francia y del mundo.
La idea de la UNESCO respecto a la filosofía, como disciplina “capaz de trabajar en aras de un mejor entendimiento del mundo, promoviendo la paz y la tolerancia”, debe ser considerada en el contexto histórico y social de un país, cuyo gobierno ha estado ajeno al llamado por la paz y ha sido intolerante con cualquier posibilidad de pensamiento que se aparte de los cánones establecidos desde hace más de medio siglo. En el día mundial de la filosofía, la libertad de pensamiento y de expresión ha de ser la mayor aspiración de aquellos que amamos la sabiduría de las edades. Hacia ese fin han de encaminarse nuestros pensamientos para lograr la perdurabilidad de “aquel saber que sabe lo divino”.