BUENOS AIRES, Argentina -Me pregunto qué quiero decirle a mi gente en Cuba, para este 2015, a mi gente de la diáspora. A los de mi generación, a los más viejos, a los que vienen debajo nuestro.
Viene a mi cabeza aquello que decía que para ser feliz habría que hacer diariamente la lista de las cosas que uno no necesita.
Esto me lleva a pensar que entre cubanos de la diáspora y los que están en Cuba, los que creen en más bloqueo y más embargo y los que no, deberíamos hacer una lista de las cosas que nos unen y no de las que nos separan. Tal vez así, y sólo así, podríamos consensuar una lista que marcaría un camino que evitaría confrontaciones, pero pasando conscientemente por alto, calificar lo que es justo o no, merecido o inmerecido. A la larga la infelicidad del oponente o enemigo no contribuye a nuestra propia felicidad, por eso la venganza tiene un sabor dulce que dura tan poco. O sea que reflexionando en el llano, lejos de la alta política podríamos empezar nuestra lista diciendo que
- Amamos nuestra Cuba, que queremos lo mejor para su gente, que si pudiéramos borrar todo el dolor sufrido del que se quedó y del que se fue, lo haríamos sin pensarlo dos veces.
- El embargo o bloqueo no le ha hecho bien a Cuba, o por lo menos no mejoró en nada la vida de los cubanos de a pié. Ni siquiera trato de calificar si fue perjudicial sino simplemente que bueno no fue.
- Que no tener relaciones con Estados Unidos tampoco trajo a la práctica ningún bienestar adicional, no facilitó ni mejoró la calidad de vida de los cubanos de uno y otro lado
- Que todos, quien más quien menos, tenemos miedo al cambio. Que los que estamos defendiendo una u otra posición tenemos miedo a que fortalezca lo que no queremos.
Miedo a que el restablecimiento de relaciones ayude a perdurar el status quo de la isla y enriquezca todavía más a los corruptos, es decir que el remedio sea peor que la enfermedad. O el miedo de algunos en la isla por ejemplo a perder su trabajo o a que venga alguien a reclamarle la casa donde vive, miedo a ser avasallados a ser tratados como vencidos algún día.
El cambio viene de la mano del miedo y el miedo paraliza. Hay que atreverse y se me ocurre que el antídoto para el miedo es la generosidad.
A los que quieren volver para recuperar y reclamar, generosidad, a los que no pueden cerrar heridas y quieren justicia y venganza, generosidad de espíritu, a los que quieren hacer negocios, que establezcan sus prioridades también con generosidad y para los que tienen el poder en Cuba y tienen miedo de perderlo, a los de la policía secreta, a los funcionarios, a los jefes, a los que hoy hacen uso de la represión, generosidad para aceptar un cambio.
- Entonces para cerrar nuestra lista, Generosidad para tratar todo lo que se interponga en este camino de coincidencias esenciales. Para los que piensan como uno y para los que no, para los que son parte del sistema hoy démosle la generosa oportunidad de poder cambiar.
Este es mi deseo para el 2015 un aluvión de esperanza y generosidad.