Debemos poner todo en perspectiva. Los asesinos más grandes que ha dado la historia moderna han sido Stalin y Hitler. Sin embargo, cuando empezó la segunda guerra mundial, y a pesar de que Stalin ya era un tirano asesino, los Estados Unidos hicieron un pacto con la Unión Soviética para poder derrocar a Hitler. Nadie protestó por este pacto, porque había que derrocar a los nazis y a los japoneses. Nadie preguntó a los presidentes de Estados Unidos en esa época si Stalin era un asesino.
En este momento, el enemigo de los Estados Unidos es ISIS, y nosotros tenemos que aliarnos con quienes puedan ayudarnos para hacer esto posible. Esta alianza no tiene, ni debe ser, permanente, sino hasta que el objetivo sea cumplido. ¿Que si Putin es un asesino? Claro que lo es. Pero en este mundo hay que hacer alianzas de acuerdo con el peligro que nos acecha.
Un asesino aún mayor, relativamente, lo fue Fidel Castro, así como lo es su hermano Raúl. Desde 1959 han gobernado Cuba, sin elecciones libres, y han asesinado, torturado, puesto en prisión, obligados a exilarse, a huir del país, a cientos de miles de cubanos. Sin embargo, salvo ciertas excepciones, el mundo ignora esto. No se habla sobre lo que ocurre en Cuba desde 1959.
El ex presidente Obama hizo un pacto con Raúl Castro, y la prensa no hizo ningún comentario sobre como se podía hacer esto. ¿Alguien se preguntó cómo Obama podía hacer esto con un asesino? ¿Le preguntó alguien al presidente Obama si Raúl Castro era un asesino?
Esto se hizo con un régimen que lleva 58 años en el poder sin elecciones libres, con miles de fusilados, siendo el país más guerrerista del mundo desde 1959, invadiendo e interviniendo en países de África, Vietnam, América del Sur y América Central, así como introduciendo espías en las más altas esferas del gobierno de Estados Unidos, como en el Departamento de Defensa, y el Departamento de Estado.
Cuba mantiene relaciones muy importantes con Irán, Corea del Norte, así como con ISIS, y trata de introducir en los Estados Unidos a infiltrados terroristas. Y Cuba tiene una base cibernética, desde 1997, al sur de La Habana, desde donde puede espiar e interferir en las comunicaciones e infraestructura de los Estados Unidos.