MIAMI, Estados Unidos (Andrés Reynaldo).- Pablito Milanés canta el sábado 17 de septiembre en Miami. ¿Quién lo iba a decir? El autor de Yo me quedo en la casa de los que nos fuimos. No hay por qué echarle a perder el disfrute a sus admiradores. Que venga. Que cante. Que llene el teatro. Pero faltaríamos a la necesidad de estos tiempos y al espíritu de Miami si no habláramos del enorme peso político de este concierto. Quiera o no quiera Pablito.
Silvio y Pablito son los máximos representantes del Movimiento de la Nueva Trova. O sea, los más talentosos, aclamados y agresivos apologistas de la peor dictadura que hayan sufrido las Américas y una de las peores del mundo moderno. A lo largo de más de cuatro décadas, sus canciones, declaraciones, actitudes y omisiones los situaron en completa oposición al ansia de libertad de los cubanos y, en particular, a la razón y carácter de la disidencia y el exilio.
Sin que nadie se atreviera a decirles “desafinas aquí”, “mientes acá”, “esta canción es pésima”, ambos gozaron de privilegios, fueron aupados por el descomunal aparato comunista de promoción global, actuaron de manera regular en consonancia con los servicios de inteligencia castristas como agentes de propaganda y cumplieron los compromisos internos y externos inherentes a tan altas funciones.
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