En un comunicado emitido el 22 de junio de 2012, cuando respaldamos la declaración “Compromiso con la Libertad” suscrita por prominentes empresarios cubanos exiliados, declaramos lo siguiente:
“M.A.R. por Cuba (Madres y Mujeres Anti-Represión) respalda la Declaración “Compromiso con la Libertad”, recién dada a conocer por un grupo de líderes corporativos y empresariales cubanos, en rechazo a hacer negocios con Cuba mientras permanezca la dictadura totalitaria y en solidaridad con el creciente movimiento pro-democracia en la isla.
En momentos en que el régimen de los hermanos Castro trata de confundir a la opinión pública internacional haciéndole creer que se producen cambios, desarrolla una ofensiva encaminada a obtener los recursos que urgentemente necesita para mantenerse a toda costa en el poder, e intensifica la represión contra los hombres y mujeres de la resistencia interna cubana, la Declaración suscrita por prominentes empresarios cubanos exiliados, reitera que “la libertad no tiene sustituto”, y su voluntad de ayudar en la reconstrucción de la República de Cuba, una vez ésta sea libre. La Declaración constituye un ejemplo de liderazgo por parte de empresarios cubanos exiliados para quiénes los principios democráticos están por encima de cualquier interés comercial, y establece las condiciones necesarias para el futuro próspero de Cuba en plena democracia y libertad”.
La posición de nuestra organización sigue siendo la misma, porque –lamentablemente– nada ha cambiado en Cuba que amerite un cambio por parte de los que defendemos las libertades y derechos fundamentales del pueblo cubano.
Es porque valoramos la justeza de nuestra causa que nos vemos obligados a escribir sobre la penosa y dañina actitud de un grupo de hombres de negocios cubanoamericanos que –arropados bajo la premisa de que la política actual no ha funcionado y que es hora de promover un acercamiento para “reunificar a la familia cubana”– vienen ya hace tiempo realizando esfuerzos encaminados a ganar adeptos dentro de la comunidad exiliada y a lograr un cambio de política por parte de Estados Unidos hacia Cuba que facilite oportunidades de negocios.
Es porque consideramos deplorables las declaraciones de Alfonso “Alfy” Fanjul en el recién publicado artículo del Washington Post –donde la palabra libertad brilla por su ausencia–, el cual ha sido reproducido en medios nacionales e internacionales por la prominencia que ocupa el entrevistado en el mundo de los negocios (en particular la industria azucarera) y las más altas esferas políticas y sociales, que nos vemos precisados a cuestionarlas.
Fanjul no tiene que viajar a Cuba para evaluar la situación en la isla y mucho menos llevar a cabo una ‘reunión con el Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba’, o ‘visitas a granjas administradas por el Estado y a un ingenio azucarero junto con funcionarios agrícolas cubanos’. Fanjul debe mirar hacia el Memorial Cubano.Basta con que visite el monumento en el suroeste de Miami, que se inaugurará oficialmente el 22 de febrero, y allí lea los miles y miles de nombres de sus hermanos cubanos –mártires y víctimas de la dictadura de los Castro– que acaso fueron sus compañeros de estudios o de fiestas en la Cuba de la cual, como tantos otros de nosotros, tuvimos que partir un día a consecuencia del sistema que aún continúa sembrando dolor y es el único responsable de la separación de la familia cubana.
Duele que 28 gobernantes y representantes de América y el Caribe –la mayoría de países democráticos en nuestro Hemisferio– hayan viajado a Cuba con el propósito de legitimar a los represores de nuestro pueblo bajo el eje de la CELAC; duele que representantes de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y de la Organización de Estados Americanos (OEA) hagan caso omiso a los postulados de las instituciones que representan al abrazarse con los asesinos de nuestro pueblo; duele que la Unión Europea (UE) vote a favor de una resolución para revisar la Posición Común y establecer relaciones con los que detentan arbitrariamente el poder en Cuba en momentos en que la represión incrementa; duele todo eso… pero en el caso de Alfonso “Alfy” Fanjul, duele mucho más porque ¡nació cubano!
Por Sylvia G. Iriondo, Presidenta de M.A.R. por Cuba
Publicado originalmente en El Nuevo Herald