LA HABANA, Cuba, octubre, 173.203.82.38 -Continúa el proceso de elección de delegados a las asambleas municipales cubanas. Quienes aspiran a desempeñarse como concejales son nominados por reuniones de vecinos, en las cuales la votación se realiza a mano alzada. Pese a este método coactivo, no ha faltado de tiempo en tiempo algún disidente que pretende utilizar ese mecanismo torcido para tratar de ser postulado como candidato a concejal. Ninguno ha logrado sus objetivos.
El domingo 23 de septiembre se celebró la asamblea de nominación en la cuadra en la que reside el conocido periodista independiente Julio Aleaga Pesant, quien se autopropuso. En conversación telefónica con el colega, éste me informó sobre la forma en que se desarrolló ese acto inicial del proceso comicial.
El anterior delegado, militante comunista (pero cuyo carácter más dialogante se puso de manifiesto, entre otras cosas, en su disposición a repartir medicinas enviadas por compatriotas exiliados), fue reemplazado por un fundamentalista del castrismo, quien es, por más señas, teniente coronel de las fuerzas armadas. Tres de los vecinos se prestaron a hacer un linchamiento verbal del comunicador alternativo. En definitiva, éste recibió un solo voto: el suyo propio.
Esto me hizo recordar una anécdota del pasado, cuando las elecciones cubanas eran competitivas, lo cual implicaba que en ocasiones se recurriera al pucherazo, cosa que en estos tiempos no tendría sentido. Un candidato no recibió ni un solo sufragio en su mismo colegio electoral. Por ello comentaba indignado: “Estoy dispuesto a admitir que ni mi mujer ni mis hijos hayan marcado mi nombre. ¡Pero que no aparezca ni mi propio voto…!”
Volviendo a los avatares de Aleaga, él sí recibió su sufragio, pero sucedió lo que era de prever: los vecinos, acoquinados, votaron en masa por el militar castrista. Hay que decir que, para colmo, el referido colega ni siquiera reside en una barriada popular, pues en su cuadra abundan los funcionarios comprometidos con el régimen.
Como dice el refrán campesino, pongamos la teja antes de que caiga la gotera. Alerto al periodista alternativo: Que no se asombre si la propaganda castrista, en el momento que le resulte oportuno, opta por hacer alusión a lo ocurrido en su cuadra de la calle Primera del Vedado habanero y utiliza ese sucedido como ejemplo de cómo “el pueblo rechaza a los mercenarios que sirven al imperialismo”…
Viajando hacia el Oriente del país, hay otra situación referente a este proceso político que merece ser mencionada: la de la delegada Sirley Ávila León en el pequeño poblado de Limones, perteneciente al municipio de Majibacoa, en la provincia de Las Tunas. Esta compatriota, que se proclama “revolucionaria” —es decir, defensora consecuente del régimen— se desempeña en esas tareas desde las pasadas elecciones.
A diferencia de sus miles de homólogos, la campesina tunera ha demostrado gran perseverancia y combatividad en el desempeño de sus funciones. No se limitó a transmitir a sus vecinos las respuestas —casi siempre negativas— que los funcionarios del régimen dan a las peticiones formuladas por ellos. Por el contrario, multiplicó sus gestiones ante autoridades de mayor nivel. En alguna ocasión tuvo éxito, pero cayó mal.
La prensa oficialista no alude al hecho, pero la independiente sí ha transmitido que, a pesar de la activa labor de zapa realizada por los personeros del régimen, Sirley fue nominada nuevamente como candidata a delegada municipal por los vecinos de su aldea. Claro que, a diferencia de Aleaga, ella contó con la ventaja de ser no la gusana del barrio”, sino “una compañera revolucionaria”, cualesquiera que sean sus críticas a la burocracia.
Ya se sabe que una golondrina no hace verano. Pero, además, la participación de la Ávila León en los comicios demostrará que el sistema —para decirlo en pocas palabras— no sirve. La historia oficial plantea que los electores deben escoger a sus concejales basándose en sus “méritos revolucionarios” plasmados en una breve biografía elaborada por los poderes públicos. Están prohibidas las campañas políticas de cualquier tipo.
Por consiguiente, los habitantes de la pequeña comunidad de Limones son verdaderos privilegiados: ¡Serán los únicos en todo el país que tendrán alguna idea sobre qué planea hacer, en caso de ser electo, un candidato a delegado! Los otros votantes —más de ocho millones— tendrán que conformarse con saber si quien aspira a representarlos es o no militante comunista, o a qué organizaciones de masas pertenece.
Como se ve, la verdadera dictadura perfecta no estaba en el México del PRI, sino en nuestra Cubita del PCC. Así que ahora, ¡todos a “elegir”!
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