LA HABANA, Cuba, febrero, 173.203.82.38 -La puesta en explotación de la plataforma petrolera Scarabeo 9, en la Zona Económica Exclusiva (ZEE) de Cuba, plantea muchas interrogantes a las autoridades norteamericanas, y es una pesadilla para los ambientalistas, por los potenciales peligros de un derrame petrolero que arrase los protegidos ecosistemas marinos de la Florida.
El temor se justifica por los terribles daños causados a la economía de los Estados Unidos por el accidente, hace dos años, de la plataforma Deep Water Horizon, de British Petroleum, que dio lugar a un incontrolado derrame de millones de barriles de petróleo en el golfo de México.
La barrera coralina de la Florida, de 350 millas de longitud, la tercera mayor del mundo, concentra 40% de la reserva pesquera del planeta.
Para el estado de la Florida es de vida o muerte preservar de contaminaciones esta población de corales, ya que los bañistas y submarinistas que anualmente disfrutan de sus prístinas aguas y sus arrecifes, generan cerca de 2000 millones de dólares, en tanto su presencia da empleo a más de 33 000 personas.
Los ambientalistas floridanos y de otros estados de la Unión, mantienen una denodada batalla contra la acidificación del agua de mar y la sobrepesca de las especies simbióticas, como el Parrotfish, que ayudan a proteger los corales contra la acción de las algas corrosivas.
Al comenzar sus actividades Scarabeo 9, es natural la preocupación de los activistas, empresarios y funcionarios electos de los condados costeros ante potencial peligro de un derrame, que podría ocasionar daños de enormes consecuencias a la economía de la Florida.
Si bien los estándares norteamericanos de protección contra derrames petroleros no fueron eficaces ante el desastre de la plataforma de British Petroleum, en el año 2010, La Habana ha dejado claro que las medidas de seguridad que se aplican en Scarabeo 9 se ajustan a las normas aplicadas en los Estados Unidos. Algo similar emplearán las compañías internacionales que tienen contrato de exploración y explotación en la plataforma que opera Repsol.
De acuerdo con los estimados de reserva de petróleo en la ZEE de Cuba, que son cercanos a los 4 000 millones de barriles de crudo, se espera que para el año 2016 se comience a extraer unos 500 mil barriles diarios de crudo, o tal vez más. De materializarse este pronóstico, Cuba dispondría de cuantiosos excedentes de petróleo, que podrá exportar.
Es casi seguro que de producirse en Scarabeo 9 un accidente similar al de British Petroleum, la compañía Helix Energy Solutions, radicada en Houston, Texas, que fue precisamente la que fabricó los tapones que pararon el derrame en esa ocasión, saldría en auxilio para frenarlo.
Ante la puesta en funcionamiento de la plataforma Scarabeo, a sólo 50 millas de las costas de la Florida, es natural la preocupación norteamericana por los potenciales peligros de un derrame de petróleo que afectaría los ecosistemas de los cayos y playas floridanos.
Si bien, supuestamente, la vigencia del embargo mantiene distanciados a los gobiernos de Washington y La Habana, en este caso debe primar la voluntad real de responder ante cualquier catástrofe petrolera. Esto sólo será posible si ambos gobiernos activan canales diplomáticos que permitan a las instituciones y compañías especializadas de ambos países responder, de manera inmediata, ante cualquier derrame de petróleo, y así evitar un desastre de los ecosistemas marinos, que afectaría tanto a los Estados Unidos como a Cuba.