LA HABANA, Cuba, enero, 173.203.82.38 -Los resultados del desempeño de la economía cubana, en el año 2012, estuvieron distantes de las metas que se había fijado el gobierno. Persisten y se han agravado los problemas estructurales que hace cinco años fueron “denunciados” por el general Raúl Castro. Ellos constituyen los principales obstáculos para la materialización de lo que llaman la actualización del modelo económico, y además demoran la puesta en práctica de los lineamientos económicos aprobados en el VI Congreso del Partido Comunista.
En torno a estos asuntos aparecieron en la prensa oficial, en la última semana de diciembre pasado, diferentes artículos que abordaban de manera muy resumida los problemas. Pero ninguno reflejó las principales causas del retroceso experimentado por la economía cubana durante el año. Curiosamente, como justificación, atribuyeron determinados incumplimientos a la crisis económica mundial y al embargo norteamericano.
Los articulistas ocultaron que en estos cincos años de gobierno del general Raúl Castro se ha agudizado la escasez de divisas. Y, desde luego, no se refirieron al pernicioso asunto de la no resuelta dualidad monetaria y a la cada día más abusiva subida de precios de los productos básicos.
De igual manera la prensa oficial pasó por alto el pésimo desempeño de importantes sectores de la economía en que resulta notorio el retroceso, tales como la caída de las exportaciones de bienes y el reiterado incumplimiento de las inversiones, lo cual repercutió negativamente en el dudoso crecimiento del 3.1% del Producto Interno Bruto (PIB).
Los periodistas oficiales no han dicho que el comportamiento de la economía cubana en 2012 estuvo marcado por la ineficiencia. Por cada dólar invertido, se alcanzó menos de la mitad, algo realmente alarmante.
Sin embargo, para el periodista Félix López -según se deduce de un artículo suyo publicado en el periódico Granma, el 29 de diciembre-, parece que la economía cubana transita por un lecho de rosas.
El artículo de López se puede calificar de futurista, porque se centra en hacer predicciones sobre lo que sucederá en la economía cubana en 2013, hacienda solo una somera referencia al estancamiento y al inmovilismo reinantes. Culpa a la burocracia de que esto ocurra por su acción paralizante, pero omite tildarla de contrarrevolucionaria.
Por otro lado, el periodista Elías Argudín Sánchez, del periódico Tribuna de La Habana, en un artículo publicado el 30 de diciembre, resume de manera edulcorada los debates realizados en el Pleno del Partido Comunista de la capital, que presidió su Secretaria General, Mercedes López Acea.
Sin dudas, el artículo del periodista de Tribuna de La Habana es una obra maestra del cantinfleo informativo. Por un lado, se refiere a discretos avances, pero, por otro lado, desliza el ruido de que “todavía persisten errores”.
Argudín Sánchez informa que las inversiones marcharon a un ritmo adecuado, pero como negación de lo anterior, señala que “en algunos lugares persisten los problemas organizativos, la falta de exigencia por parte de los inversionistas y ejecutores y por la inadecuada preparación y deficiencia que atentaron contra la productividad y los resultados finales de las obras en las que no siempre se cumplió”.
Tal parece que el pleno del partido comunista en La Habana pasó por alto el asunto de la corrupción. El caso más sonado se destapó en noviembre. Directivos, gerentes y trabajadores de las empresas Constructoras Puerto Carenas y Habaguanex, ambas dirigidas por Eusebio Leal Spengler, Historiador de la Ciudad, fueron destituidos y algunos encarcelados por los delitos de tráfico de mercancías, desvío de recursos, cohecho y enriquecimiento ilícito. Estos hechos de corrupción ocurridos en el Casco Histórico de la capital son la comidilla de la población, pero hasta el momento la prensa oficial no se ha referido a ello.
El periodista de Juventud Rebelde, José Alejandro Rodríguez, en un artículo publicado el 30 de diciembre, sin señalar causas ni culpables, se aventuró a escribir que “los cambios y flexibilizaciones de lo que se dice llamar actualización del modelo económico no han generado los saltos espectaculares ni todos los frutos tangibles que se esperaban”.
En otra parte de su extenso artículo, este periodista no tuvo reparos en plantear: “los planes no alcanzados, como la producción de alimentos y las inversiones, son atribuibles a problemas subjetivos de mala planificación, desorganización, falta de control y de indisciplina generalizada”.
Es significativo que José Alejandro Rodríguez haya señalado que los problemas de incumplimiento de las inversiones se originaron por la falta de integralidad, los débiles controles, la baja productividad y la incorrecta preparación técnica de los proyectos. Según explica, invertir por debajo del 10% del presupuesto nacional es lo que ha originado el poco avance que experimenta la economía cubana en los últimos años.
Los que siguen de cerca el errático desempeño de la economía cubana, concuerdan en lo fundamental con lo planteado por el periodista de Juventud Rebelde: para darle un vuelco al estancamiento económico, hay que buscar soluciones inaplazables a los graves problemas acumulados en la agricultura, ya que hasta ahora las medidas aplicadas en el sector han sido ineficaces, y sus resultados realmente desastrosos.