LA HABANA, Cuba, septiembre (173.203.82.38) – No sé por qué el mes de agosto siempre crea espejismos y despierta esperanzas en quienes, a distancia, contemplan el panorama social de la isla. La causa quizás sea el calor siempre más intenso en este mes que durante el resto del año.
En agosto de 2011, la columna neurálgica de la isla se estremeció bastante. En las regiones central y oriental del país no cesan los atropellos y las golpizas de los esbirros a sueldo del régimen contra quienes pretenden expresar y manifestarse en desacuerdo con la cúpula y el sistema de gobierno. Hasta por ir a misa unas pocas mujeres vestidas de blanco en Santiago de Cuba, son maltratadas. Nada, será que hay que ir a misa con otros colores.
En Güines, provincia Mayabeque, se produjo una marcha de protesta protagonizada por familiares de un estudiante asesinado la semana anterior, según informó un activista independiente mediante un mensaje telefónico.
Mientras en la capital, algunas mujeres se llenaron de coraje y salieron a la calle, en zonas céntricas, portando carteles que expresaban su desacuerdo con el gobierno. El viernes 26 de agosto, en el mercado de Cuatro Caminos, dos cubanas que gritaron consignas antigubernamentales y golpeaban cazuelas, levantaron una ola de indignación popular cuando fueron detenidas por la policía.
Así la esperanzas de un cambio brusco e instantáneo de régimen en Cuba regresa cada agosto, y hasta cada día, cuando ocurren eventos aislados que pudieran interpretarse como una protesta generalizada de la población en contra del sistema, o servir de detonante para desatarla.
También en el mundo LGTB hubo acontecimientos este mismo mes de agosto; una boda de una transgénero con un gay atrajo la atención de la prensa internacional, la policía y los transeúntes que fueron testigos de su paseo nupcial por zonas céntricas de la capital, que todavía se asombra de esta especie de “movida” a la cubana. Los nuevos espacios nocturnos, abiertos hace meses en cabarés y clubes para lesbianas y gays, se mantuvieron llenos cada semana, aunque los precios de entrada sigan al alcance de una minoría.
En tanto, la campaña gubernamental emprendida contra la corrupción de los funcionarios continuó con la condena de funcionarios corruptos de Cubana de Aviación y de la firma farmacéutica Herbiotec, según lo poco que informa la prensa cubana.
Agosto llegó caluroso, pero se hizo música, porque hubo un festival a lo “rave” por el litoral norte cerca de la capital en la playa Jibacoa. A diferencia de años anteriores -desde 1998- cuando organizadores independientes lo montaban, este año el Ministerio de Cultura lo “intervino”, o secuestro, a pesar de la protestas de sus creadores, y tomó las riendas en esta movida de miles de jóvenes bailando, gozando, viviendo y otras cosillas más en la mencionada playa. En el cine Riviera se realizó un simposio de hip hop, con invitados extranjeros.
A nivel familiar, las actividades de las vacaciones de los muchachos se limitaron en la mayoría de los casos a un viaje a…. la heladería Coppelia de L y 23, antiguamente celebrada por los deliciosos helados que allí se vendían y que hoy da vergüenza. No hay dinero para más.
Hemos pasado otro verano más y pronto, sin darnos cuenta entre la cola del pan liberado a 10 pesos y el cambio del pollo racionado por pescado, llegaremos a diciembre y veremos qué pasa en el 2012, si el mundo se acaba como algunos anuncian o finalmente se acaba lo que la mayoría de los cubanos esperamos que termine.