LA HABANA, Cuba, febrero (173.203.82.38) – Los precios de las copias piratas de música, filmes y telenovelas en soporte DVD, tan populares en las calles de La Habana desde antes de las últimas reformas emprendidas por el gobierno militar, han bajado más de un 75 %, lo cual comprueban los transeúntes de la populosa calle Monte, en Centro Habana.
Seis meses atrás, el precio de un DVD pirata era alrededor de 75 pesos cubanos o 3 CUC, según las dos monedas que circulan en la isla. Sin embargo, con la autorización de licencias una verdadera legión de vendedores y productores de esas copias prolifera en el país, y tanta competencia ha hecho bajar los precios a productores y vendedores. No obstante, el precio de 25 pesos cubanos por copia parece ser el tope mínimo, ya que no existe un mercado mayorista para la compra de discos vírgenes, que permita bajar aún más los precios del mercado en la calle.
Cafeterías privadas, vendedores de DVD y taxistas particulares, son las ocupaciones e inversiones con más crecimiento en el último semestre, lo que hace especialmente importante en estos ramos la aplicación de las primeras leyes del darwinismo económico, mantener o bajar los precios y mejorar la calidad, como forma de sobrevivir ante la fuerte competencia.
Visité a principio de febrero la zona centro oriental de la isla. Jatibonico, una población de la provincia Sancti Spíritus, ha alcanzado cierto auge económico debido a los permisos otorgados por el gobierno para abrir paladares (restaurantes) y cafeterías. Decenas de casas, carretas y otros espacios se habilitan para prestar servicios alimentarios en el lugar, considerado el centro geográfico de la isla, debido al tránsito de viajeros de oriente a occidente y viceversa.
La parada “obligatoria” de los autobuses de línea en el pueblo de Genaro Melero, legendario pelotero de la zona, atrae a vendedores de queso criollo, barras de dulce de guayaba, turrón de maní y otras casi desaparecidas sabrosuras de la repostería criolla, aunque los precios aún se mantienen relativamente altos.
En la parada de Jatibonico, escuché a uno de los viajeros del autobús que cubre la ruta Habana-Guantánamo, decir, mientras sonreía satisfecho luego de comprar cinco libras de queso criollo a noventa pesos cubanos: “Si permiten que todos vendan habrá más productores, bajarán los precios y el dinero valdrá más”. Una simple lección de capitalismo, que todos pueden entender.