LA HABANA, Cuba, febrero (173.203.82.38) – En un cargado plan de lavar los cerebros desde la infancia, en la Feria Internacional del Libro de La Habana 2011 se puede encontrar el título, Colorea los héroes, de Mario Amador. ¿Quién es este autor? Qué importa. Uno más que se presta para perpetuar la farsa.
La carga de ironía en el título del libro, que quizás sea para colorear, asombra. Y no sabemos si reír porque de alguna manera se ha colado un jodedor cubano y les está haciendo el contrafuego, los está ridiculizando. O simplemente, en un momento climático de ineptitud, no saben lo que publicaron. Mejor aún, los traiciona el subconsciente.
No es que tenga nada en contra de los héroes. Al contrario, algunos, los no construidos por el poder, son parte importante de lo que llamamos patria, y les debemos respeto. Como también les debemos conocerlos a profundidad, para entender la necesidad de reconstruir un país alejado de los cánones que nos impone la dinastía.
Conocer a los héroes y a la época que les tocó vivir, no tamizada por la nostalgia del exilio, ni por la perorata revolucionaria, ni por la histeria que, a veces, ciega a ambas orillas de cubanos; sino como se debe contar la historia para los niños, como si fuera un cuento donde no se pierde la objetividad sobre el hecho mismo, donde no se pierde veracidad, donde lo cotidiano es un componente importante y los adjetivos despectivos, sobran.
Pido una utopía. Esa es una de las ventajas que nos brinda la escritura. Soñar con imposibles.
Por supuesto, Colorear los héroes no merece dos palabras de más. Pidamos otra utopía. Ojalá y no sea un libro más de colorear. Y en caso de que lo sea, que uno de “ellos” se haya incluido (ellos se creen héroes) y que caiga en las manos un niño que los pinte rojos y con tarros.