LA HABANA, Cuba, agosto, www.cubanet.org.- Según el régimen cubano, poner el talento y la musculatura al servicio del “capitalismo brutal”, es indigno para un atleta de alto rendimiento, acción que estimula el desprecio de comisarios y voceros del deporte revolucionario. No ven como un agravio competir por Cuba dopado, tampoco agredir físicamente a un árbitro por inconformidad en las decisiones. Para ellos, estos gestos califican como victorias morales.
Fidel Castro se encargó de proponer como mejor atleta del año al saltador de altura Javier Sotomayor, luego de que éste diera positivo en el examen antidoping, durante las Olimpiadas de Atlanta 1996. Para el dictador, y para todo el equipo cubano de taekwondo que participó en las Olimpiadas de Beijing 2008, el mérito de Ángel Valodia Matos fue propinarle una patada al juez sueco Chakir Chelbat, justo cuando éste decretaba su derrota por indisciplina.
Hace apenas dos años y seis meses, el vallista cubano de 110 metros, Dayron Robles, hoy en el aserradero de la prensa oficial y de la Federación Cubana de Atletismo (FCA), conseguía estar entre los diez deportistas cubanos más destacados de 2011. Por entonces, el haber firmado un documento por la paz en el Tíbet, días antes de coronarse campeón Olímpico en Beijing 2008, o su evidenciada trampa ante el chino Liu Xiang, en la Copa Mundial de Daegu 2011, no pusieron en evidencia “sus valores como atleta revolucionario”.
Sobre este segundo incidente, la decisión de los jueces fue unánime, los diferentes ángulos de filmación demostraron la obstrucción de Dayron sobre Liu. Sin embargo, el corresponsal cubano en Daegu, Enrique Montesinos, definió el hecho, anticipadamente (en el periódico Granma, del martes 30 de agosto), como “la protesta descalificadora de su merecido triunfo”.
Pero en el ámbito deportivo cubano, donde los atletas son amateurs para la afición y mercancías para la casta gobernante, basta con querer ganar unos cuantos dólares para que te conviertas en indigno o traidor. Bajo esta patente está el controversial Dayron Robles, ex gloria deportiva que causó baja de la FCA por “problemas de salud”, y actualmente milita en el club francés A.S Mónaco.
No está en el aserradero de la FCA por su vieja lesión en el empeine derecho. Su carrera deportiva está torcida desde mucho antes de las Olimpiadas de Londres, por una actitud percibida y tolerada por los comisarios del deporte. Después de perder -¿intencionalmente?- la carrera con Xiang en el circuito de Eugene, en Estados Unidos, Robles decidió no participar en la sexta parada de la Liga de Diamante, en la pista del Stadium de Randall´s Island, en New York, el 9 de junio de 2012.
Sin dudas transitaba por un período de inestabilidad deportiva, algo que sólo los especialistas pueden explicar con detalles. Pero a ojos vista, su comportamiento en las pistas dejó un sinnúmero de interrogantes sobre el tapete.
El “Lord del Guaso”, como le llamaban por acá, no bajaba de los 13 segundos desde 2008. Esto quedó demostrado el domingo 27 de mayo de 2012, con motivo del centenario de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF). El novel cubano de las vallas, Orlando Ortega, le sacó 9 segundos de ventaja (13.09 por 13.18), en el estadio Panamericano de La Habana.
Además de los factores físicos y psicológicos, y de un presunto endeudamiento (60 mil euros) de la FCA con Dayron, él tenía sus días contados sobre las pistas cubanas. Lo sorprendente es que el presidente de la FCA, Alberto Juantorena, se indigne por la pérdida de un atleta que ellos mismos consideraban acabado física y moralmente. Podía haber estado en el aserradero desde mucho antes.