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Retos del envejecimiento en Cuba

LA HABANA, Cuba, diciembre, 173.203.82.38 -La Oficina Nacional de Estadísticas de Cuba (ONE), con la colaboración del Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE)-División de Población de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Oficina del Fondo de Población de Naciones Unidas en Cuba, ha confirmado la tendencia de decrecimiento poblacional durante el período 2006 a 2035 en que persistirá el descenso de la natalidad, decrecerá la fuerza laboral y aumentarán los ciudadanos mayores de sesenta años. Con 3,6 millones de ancianos (34% del total poblacional) Cuba alcanzará el triste galardón de ser el país más avejentado de América Latina y el Caribe.

La población actual, de unos 11 millones 200 mil, bajará a 10 753 600, en 2035,  al decrecer en 469 mil habitantes. El capital laboral potencial actual, comprendido de 15 a 59 años, asciende a 7,3 millones pero caerá en más de millón y medio hacia 2035.

El aumento de la edad de jubilación hasta los 65 años los hombres y 60 las mujeres solo ha servido para aletargar el frágil equilibrio en la ruptura laboral generacional hasta el quinquenio 2020-2025, en que quedará rota la subyacente armonía.

A la adversa situación demográfica se suma otra complicación en el entramado social. Hay registrados 130 mil dementes, cifra que puede alcanzar el 2,3%, con alrededor de 300 mil pacientes, en 2040, si no se ejecutan las medidas de prevención, educación y tratamiento sistemático de los pacientes, incluida esmerada atención por la familia y la sociedad, como expuso el doctor Juan Llibre Rodríguez, presidente de la Sociedad Cubana del Alzheimer, en el V Congreso Iberoamericano sobre la Enfermedad de Alzheimer, efectuado en octubre en La Habana.

Es presumible que más allá de controles estadísticos el número de enfermos mentales pudiera ser mayor. A veces por mal diagnóstico  se confunden enfermedades mentales con trastornos comunes del envejecimiento, incluidos los relacionados con el extendido alcoholismo, en sí mismo una enfermedad mental. El vulgo, al desconocer las manifestaciones clínicas, generaliza la  conducta  del enfermo mental  como “manías de viejos”, y la del alcohólico como “cosas de borrachos”, lo que lleva al menosprecio, la confusión y la desatención clínica. No siempre la atención médica de las personas con Alzheimer es sistemática, peor si los enfermos están desamparados por la familia y la sociedad.

Si las cosas siguen coma van, dentro de veinte años el 34% de la población cubana tendrá 60 años o más; declive peligroso hasta para la existencia misma de la nación. La única solución sería revertir el acentuado desbalance entre los que nacen y los que mueren o se van.

Se hace indispensable que haya pronto real prosperidad y libertades públicas en Cuba, para que la gente quiera procrear, trabajar y vivir en su suelo natal y cese la ininterrumpida noria del abandono del país por muchos de sus ciudadanos para radicarse en el extranjero.