LA HABANA, Cuba, agosto (173.203.82.38) – Las embarazadas de Jaimanitas no pudieron comprar durante varios meses las dietas alimenticias que el Estado les vende, más de una se quedó sin la ración de carne roja, pollo y leche en polvo. Y no fue por falta de alimentos en este caso, sino por falta de formularios.
Cuando los formularios llegaron apareció otro percance: debían ser firmados y acuñados por la dirección de la policlínica.
Ninel, con 24 semanas de embarazo, se presentó en la Oficina de Control y Distribución de Abastecimientos (OFICODA) de Santa Fe, con el formulario de la dieta firmado y acuñado, en busca de los vales de compra.
La empleada le explicó la disyuntiva en la que se encontraba. Para las embarazadas existen dos periodos de dietas. Tenía derecho a la dieta perdida por falta de formularios, pero eso conllevaría a que perdiera la canastilla. Para acogerse al segundo período, debía esperar a cumplir las 26 semanas, y entonces traer una nueva constancia de dieta expedida por el médico de la familia para la canastilla.
Ninel no entendió aquel trabalenguas. La empleada se lo repitió. Y agregó que a partir de ese momento iba a devolver todas las dietas que llegaran con el cuño borroso.
-Cuño que no se vea, cuño que va para atrás.
Ninel le replicó que era una solución absurda, porque el que paga es el ciudadano, que tiene que dar más viajes, coger más guaguas, pasar más trabajo, perder más tiempo en papeleo.
Otra empleada, joven como Ninel, la apoyó. Dijo que debían llamar a la policlínica y exigirle a la dirección que cambiara el cuño, aunque en otras instancias se presentaba el mismo problema.
-A veces un documento viene con siete cuños y ninguno sirve.
La empleada, por fin, entregó a Ninel los vales para comprar el kilogramo de carne de res, el pollo y la leche. Le especificó que estos productos llegaban con retraso y debía estar pendiente de cuando llegaran, porque los vales vencían a las 72 horas. El primer mes compraría con los vales de los establecimientos llamados pilotos. A partir de la tercera novena comenzaría a comprar en su bodega normal.
¿Entendió algo el lector? Ninel tampoco.