LA HABANA, Cuba, junio (173.203.82.38) – El Ministerio de Justicia no escapa a los ramalazos del gobierno de los últimos meses, en materia laboral.
La ráfaga, calificada como “reordenamiento laboral” arrasó con los tribunales de Guanabo, Camilo Cienfuegos, Bahía y Alamar, en el municipio Habana del Este, el de mayor extensión territorial de la capital. El reducido número de jueces, fiscales, secretarios, alguaciles, custodios y otros empleados escapados de la borrasca fue reubicado en el vetusto edificio La Casona, en Cojímar, antiguo internado de menores incautado a la iglesia católica en1961. Los trabajadores declarados excedentes quedan en libertad para encontrar trabajo por sus medios.
Una secretaria del desaparecido Tribunal Popular Especial de Guanabo, se quejó del largo trayecto que debe hacer, en ómnibus atestados, desde su casa hasta la nueva sede en Cojímar. “Invierto demasiado tiempo de mi descanso en transportación. En cuanto cumpla los años de trabajo exigidos pediré la jubilación, aunque mi intención, antes de esto, era continuar la vida laboral”.
José Rojas, ex custodio del tribunal de Guanabo, decidió no trabajar tan lejos de su domicilio y solicitó licencia para dedicarse a la pesca submarina, que fue antes otra opción económica. “Hoy –dice- es la única posibilidad de trabajo que tengo, si el mar está tranquilo, y los peces pasan cerca. La libra de buen pescado fresco se vende a un dólar”.
Los otros dos ex custodios son jubilados contratados que, afirman, vivirán ahora con más estrechez, solamente con la pensión.
Flora Mesa, jueza lego residente en Campo Florido, a cinco kilómetros de Guanabo expresó a este reportero que renunció al cargo porque “no hay quien resista esos viajes a Cojímar con las guaguas en las que no cabe ni un alfiler, en medio de tantas groserías. Muchos menos ahora, en verano, cuando la gente viene a la playa de todas partes. Se han contabilizado más de 20 mil bañistas diariamente”.
El tribunal municipal lo componen tres jueces: un letrado y dos legos con conocimientos jurídicos elementales, escogidos por el Partido Comunista entre personas de buena reputación. Florita, como se le conoce, era una de esos jueces. “Tendrán que buscarse otro juez porque, a mis años y enferma, no estoy para esos viajes”.
Reajustes parecidos para desinflar plantillas en el Ministerio de Justicia se suceden en el resto del país. El despido de miles de trabajadores hasta llegar al millón 300 mil en los meses próximo meses alcanza a todas las esferas económicas y de servicios. La Justicia no escapa a los tiempos huracanados.