GUANTÁNAMO, Cuba, febrero, 173.203.82.38 –Una escueta nota publicada en la página 2 del periódico Granma del pasado sábado dos de febrero ha llamado la atención de no pocas personas. No es para menos, porque en Cuba los funcionarios del gobierno o del partido no acostumbran a ofrecer declaraciones “personales”, que es el carácter que se le pretende dar a esta declaración de la señora Josefina Vidal, Directora del Departamento Estados Unidos del MINREX. Como siempre ocurre, el lector tendrá que buscar entre líneas lo que no se le dice objetivamente pues se desconoce a qué se debe dicha declaración, aunque se intuya que quizás sea una respuesta a declaraciones del presidente Barack Obama. Obviamente, como de costumbre, lo que declaró Obama no se publica, como tampoco se publican en Cuba los discursos de los diplomáticos norteamericanos en la sede de la ONU o en Ginebra cuando se discuten el embargo o las violaciones de los derechos humanos en la isla. Al lector cubano se le ofrecen siempre los discursos del canciller y de los representantes de nuestro país y se le priva de la posibilidad de comparar.
A pesar de tales oscuridades, presentes también en esta declaración atribuida a la señora Josefina Vidal, llama la atención que la violencia verbal que caracteriza usualmente al lenguaje diplomático cubano está totalmente ausente en este caso, al extremo de que tal declaración, por su tono y mesura, parece un plañido, lo cual demuestra la necesidad de terminar con una situación de la cual este gobierno pretendió salir victorioso pero acabó agotado, sin posibilidades de ofrecer nada nuevo al pueblo y empujando su megalomanía a la trastienda de las resignaciones.
Inicialmente la declaración expresa que “Estados Unidos siempre podrá contar con la disposición del pueblo y el Gobierno de Cuba para trabajar por el avance de las relaciones bilaterales” y luego califica como lamentable “que el presidente Obama esté mal asesorado y mal informado sobre la realidad cubana y el sentir de su propio pueblo”. Es decir, según esta nota los asesores del presidente son unos ignorantes o están mal calificados. En otra parte de la declaración se afirma: “Cuba es un país que cambia y avanza. Lo único que no ha cambiado en 50 años es la política de los Estados Unidos”.
Se trata de una frase aparentemente real pero en extremo engañosa. No en balde esa idea se reitera en los espacios de adoctrinamiento ideológico como la Mesa Redonda y Cubadebate para convencer a los crédulos de siempre que nuestro país cambia. En realidad no podemos decir que Cuba no ha cambiado, sobre todo desde el 2011 hacia acá, pero el asunto radica en si esos cambios han sido trascendentes e inciden en la esencia de nuestra problemática económica, social y política. ¿Podemos asegurar que los cambios ocurridos en Cuba, como la autorización para vender un auto , una vivienda, tener cierta libertad de acceso a un pasaporte o iniciar un negocio privado son trascendentes cuando en realidad se trata del restablecimiento de derechos universalmente reconocidos y que en Cuba estaban conculcados? ¿Qué consecuencias provocan en la estructura económica, social o política del país esos cambios que, con razón, algunos califican de cosméticos? ¿Cómo se puede hablar de cambios cuando en Cuba se continúa hostigando, deteniendo y encarcelando a quienes disienten pacíficamente del gobierno? ¿Cómo se puede hablar de cambio cuando se continúa discriminando a cubanos por razones políticas y se les impide siquiera tener acceso a un trabajo digno o ejercer la profesión estudiada?¿Cómo se puede hablar de cambio cuando se acaba de realizar otra votación para elegir a los candidatos a diputados provinciales y nacionales que es una verdadera burla a la democracia y otra muestra más de la discriminación a que se ven sometidos los cubanos que piensan que el camino de nuestro gobierno está agotado y no tiene nada que ofrecer al pueblo ?¿Qué principio ético y moral autoriza al régimen cubano a discriminar en pleno siglo XXI a los ciudadanos que tienen otra forma de concebir el gobierno y el futuro del país?¿ Qué principio ético y moral lo autoriza a organizar mítines de repudio frente a los domicilios de los disidentes, a ejercer violencia física y sicológica en su contra y mantenerlos en el más severo de los ostracismos?
Estoy en contra de las medidas del embargo que perjudican a las personas más humildes, entre ellas a niños y niñas, a personas discapacitadas o enfermas, a ancianos, pero igualmente comprendo que ante la intransigencia del gobierno cubano, ante su negativa a darle la posibilidad de participación en el gobierno a todo el pueblo y ante su insistencia de mantener un sistema político de partido único, excluyente y discriminatorio, no puede esperarse otra actitud por parte del gobierno norteamericano. Para los cubanos que luchan dignamente por un futuro de libertad y democracia real para todos, en el que el estado y sus dirigentes sean también sujetos de derecho, expuestos a la crítica y el escrutinio público, sería una burla extraordinariamente cruel que el gobierno norteamericano aceptara la legitimidad de un sistema espurio, compartiera con él y lo ensalzara como presunto ejemplo para el hemisferio, pensando sólo en dividendos económicos, como cobardemente hacen hoy muchos de los presidentes latinoamericanos. Los cambios que todos los cubanos desean- incluidos los militantes del PCC que tienen miedo a expresarlo en sus “democráticas” reuniones- son aquéllos que realmente nos harán ciudadanos libres y plenos, no los que producen algunas migajas para acrecentar el egoísmo personal y prolongan la pena por la patria.