LA HABANA, Cuba, diciembre (173.203.82.38) – El año culminó para los medios de comunicación cubanos con el segundo periodo de sesiones de la Asamblea Nacional, y en especial con el discurso de Raúl Castro y las intervenciones del nuevo zar de la economía, Mariano Murillo, y la ministra de trabajo, Lina Peraza.
El largo y muy contradictorio discurso del segundo secretario del partido comunista fue desde el apuntalamiento de la vieja retorica ideológica, con la preponderancia de la presencia del Estado en la sociedad, hasta el pronunciamiento práctico de desmontar a ese mismo Estado, con llamados a la eficiencia y disminución de sus responsabilidades económicas.
A pesar de estar ya acostumbrados a la palabrería de quienes luego de medio siglo en el poder tratan de reinventarse para sostenerse, la oratoria populista confunde a tirios y troyanos, a tal punto que impide ver que se esconde entre bambalinas.
Mirando atrás, observamos que en el año 2010, la muerte del preso político Orlando Zapata Tamayo, el 23 de febrero, conmocionó a la sociedad, la estructura del poder y a la opinión pública internacional. La resistencia de las Damas de Blanco a las presiones de las turbas organizadas por la policía política y la represión abierta de la policía nacional a una manifestación pacífica, determinó la decisión del gobierno de liberar y desterrar a los presos políticos, en especial a los héroes de la Primavera Negra.
El anuncio de la aplicación de un liberalismo salvaje, con el despido de hasta millón y medio de trabajadores en los próximos doce meses, habla claro de la disminución de la capacidad del Estado para emplear, y a su vez para incidir en la sociedad, por lo que en un corto período de tiempo (un año), o girará sobre sus talones o tendrá que avanzar hacia la ampliación de verdaderas reformas para mejorar su gestión.
Las propuestas a la iniciativa económica ciudadana (cuentapropismo), si bien hechas en términos antológicamente estúpidos, crean las bases para su ampliación, y la sola referencia de Raúl Castro en su discurso a la venta libre de automotores, deprimió inmediatamente los precios de los viejos autos soviéticos, índice de la movilidad del mercado interno. La insistencia sobre la necesidad de créditos blandos para los futuros “empresarios” de pequeñas y medianas empresas, así como de insumos para el desarrollo de sus actividades productivas, indica la necesidad de nuevas aperturas, aún por definir.
El próximo dos de enero mi hija Amelia cumplirá siete años y dejará de recibir la leche subvencionada, tan necesaria para su desarrollo físico. A pesar de las promesas de Castro, los niños aun no tienen el famoso vaso de leche para desayunar.