LA HABANA, Cuba, mayo, 173.203.82.38 -Seis muertos y 30 lesionados fue el saldo del choque entre un ómnibus y un camión, en Camagüey, al oriente de Cuba. Tenían documentos falsos. “El ómnibus tenía mucho desgaste del sistema de dirección, que, unido a las adaptaciones, lo convirtieron en un peligro en la carretera”, reveló la investigación.
Otro choque, en Holguín, originó más de cuarenta lesionados, muchos de gravedad. Uno más, en Santiago de Cuba, causó sesenta heridos y un fallecido.
En febrero pasado, cinco vehículos quedaron parcial o totalmente destruidos, con un número no revelado de heridos y fallecidos, por una colisión en la intersección de la Autopista Nacional y Alamar, en La Habana. Los vehículos involucrados tenían problemas mecánicos.
Los medios oficiales (únicos) publican escasas noticias sobre el asunto, solo en casos de inocultables accidentes masivos, pero existe una preocupante situación de peligro en las vías.
La provincia de Camagüey está entre las cuatro peores, por los incrementos de accidentes y víctimas. El primer teniente José Millares, de Granma, la provincia con menos accidentes, refiere las causas principales: No atender el control del vehículo, irrespeto al derecho de vía, adelantamiento indebido, alcoholismo, exceso de velocidad, imprudencia de peatones y desperfectos técnicos.
El Centro de Revisión Técnica Automotor, popularmente conocido como Somatón, encaminado a evitar accidentes, está encargado de la inspección vehicular con equipos especializados. Centra la atención en sistemas de freno, dirección y luces. Pero se certifican como aptos vehículos con graves averías, causantes de accidentes. Verdaderos barriles de pólvora rodantes.
“Estamos conscientes del peligro que significa aprobar un vehículo con desperfectos técnicos”, expuso el inspector Michel Amador a un diario capitalino.
Pero a estas alturas, nada en esta Isla escapa a la corrupción. La inspección de los vehículos ligeros cuesta 31 pesos en moneda nacional (menos de dos dólares) y la de los pesados, 44. Pero es secreto a voces, casi ley, que quien no dé 12 dólares para que declaren su vehículo sin problemas, o 60, si el vehículo presenta desperfectos serios, no aprobará. Enmascarados e incontables gatos pasan por el Somatón como saludables liebres, a lo que se suma el envejecimiento general del patrimonio automotor.
Circulan innumerables vehículos de las décadas de los 40 y los 50 del siglo pasado, principalmente norteamericanos. Antes de 1959, Cuba fue el segundo país de América, después de los Estados Unidos, con mayor cantidad de vehículos automotores proporcionalmente a su población.
Algunos de estos vetustos vehículos que se ven en nuestras calles son verdaderas piezas museables de la industria del automóvil, joyas de ingeniería, funcionamiento perfecto, maravillas de belleza, elegancia y testimonio de la perseverancia e ingeniosidad de sus dueños. Pero no todos. Hay muchos autos peligrosos, maltratados, sobre explotados, con múltiples injertos de piezas, de diferentes marcas.
La gravedad de la situación fue expuesta en la Asamblea Nacional del Poder Popular, al evaluar el segundo semestre de 2011: “Aún se capturan en la vía transportistas privados y conductores estatales que burlan la revisión técnica, utilizando mecanismos como el soborno al personal de línea, a policías y a inspectores del transporte; piden piezas y accesorios prestados a otros conductores para pasar el somatón y al aprobar los devuelven. Hay fraudes que, por su sutileza, resultan difíciles de probar, pero continúan afectando la seguridad vial”.
Sin embargo, lo que no parece haber evaluado con profundidad la Asamblea Nacional es que si no fuera por esos transportistas privados, el transporte de pasajeros quedaría paralizado en Cuba, pues el Estado es incapaz de dar una mínima respuesta a la demanda.