LA HABANA, Cuba, marzo (173.203.82.38) – Finqueros, cooperativistas y funcionarios de empresas agrícolas estatales están preocupados porque pasan los años y no se soluciona el cuello de botella de la agricultura.
“Cuellos de botella hay muchos por todas partes, pero el de la falta de envases es el colmo: echa por tierra todos los esfuerzos humanos, tecnológicos, tiempo invertido, gastos en siembra, mucho sudor, dinero, cuidados y recolección para, al final ver podrirse las cosechas por montones”, dice José Tejera, un tenedor de tierra en préstamo de la provincia Artemisa.
Tejera se refiere a las cajas de madera o de plástico, y a los sacos de yute o nailon para envasar productos, que salen cargados del campo, pero muchos no regresan para reiniciar el ciclo comercial.
“Con cuidado y buen control esos recipientes pueden ser re utilizados hasta ocho veces, como quedó demostrado años atrás con las primeras cooperativas. El sistema se fue deteriorando. Ahora regresan muy maltratados o no regresan. Si no se reparan sirven solo una o dos veces”, añade.
Un trabajador de una granja estatal, también de Artemisa, refiere que en varias ocasiones ha planteado a los directivos que él y otros compañeros están dispuestos a arreglar los envases rotos, e incluso construir nuevos, “pero siempre responden que no hay madera, ni clavos, ni flejes metálicos y mucho menos pueden conseguir una sierra eléctrica. Mientras, ¡qué se pudran las viandas y hortalizas! ¡Qué les importa, siempre tienen sus mesas bien servidas!”.
Refiriéndose al agudo problema de la carencia de envases para transportar los productos agrícolas a pueblos y ciudades, Orlando Lugo Fonte, presidente de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) ha expresado que con la devolución, reparación, cuidado y construcción de nuevas cajas, el país dejaría de invertir miles de dólares en comprarlas en el extranjero.
El Estado controla toda la madera de producción nacional e importada. En lugar alguno vende ni una astilla. El ciudadano, urgido de madera para cualquier reparación o construcción, debe obtenerla a través de recovecos ilegales.
Esa disyuntiva la enfrentan también los cuentapropistas con licencia de carpinteros. Hay muchos ojos puestos sobre las tablas de soporte de los contenedores, y en las cajas de madera destinadas a la agricultura.
Tejera, cada vez que ve partir algún camión o tractor con cajas de mercancía, recuerda el refrán: ¡Ojos que te vieron ir, nunca te verán volver!