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Novena Muestra de Cine Pobre

LA HABANA, Cuba, abril, 173.203.82.38 -El cine cubano siempre ha sido pobre, desde el mini documental sobre los bomberos filmado en La Habana en 1897 por el enviado de los hermanos Lumier, hasta Boleto al paraíso y otras películas del 2010. La pobreza tuvo excepciones valiosas y no está reñida con la calidad, más salvo algunas coproducciones con España y un manojo de obras del período pro soviético, es evidente la limitación presupuestaria de la filmografía insular, monopolizada aún por el estado-patrón-productor que vela por la estética, la factura y la distribución para evitar sorpresas extra artísticas.

El Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana recrea la pobreza propia y continental, aunque por su diversidad, géneros, participantes y locaciones es menos indigente que la Muestra Internacional de Cine Pobre, concebida hace una década en el municipio nororiental de Gibara, cuna del realizador Humberto Solás, a quien rinde homenaje en el aniversario 70 de su natalicio, por lo cual reponen varias obras suyas de ficción y documentales que exaltan su legado creativo.

La Novena Muestra Internacional de Cine Pobre, realizada del 5 al 10 de abril del 2011, fue trasplantada a la ciudad marítima de Regla y otras comunidades de la capital como Casablanca, Guanabacoa y Cerro, además de presentaciones colaterales en salas de Centro Habana y los paneles matinales de cada día en instituciones del Casco Histórico.

Organizada por la Oficina de Cine Pobre Humberto Solás, del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográfica (ICAIC), el evento perdió la magia comunitaria y se diluyó en espacios con otras dinámicas culturales, como las locaciones del multicine Infanta, donde el público alternó la cartelera de estrenos con películas de Solás –Miel para Ochún, Adela, y Barrio Cuba-, y documentales evocadores del creador de Lucia, como H S: la violencia de una emoción, de Pedro Gutiérrez; Una y otra vez, de Orlando Rojas, y “making of” Miel para Ochún, acerca de la cinta con la cual introdujo en el 2001 el formato digital en nuestra filmografía.

El programa incluyó obras premiadas en ediciones anteriores, maquetas de filmes cubanos en producción y otras consideradas por su posible “relevancia”.

La cinematografía regional estuvo representada por largometrajes de ficción de Argentina, Colombia, Chile y otras naciones. Chile trajo La vida de los peces, del director Matías Bize, exhibido en el pasado Festival de La Habana; en tanto Colombia mostró dos videos arte: En agosto, de Andrés Barrientos y Carlos A. Reyes, y Go to sleep, de Luis Carlos Uribe. De Argentina apreciamos La loca Matilde, de Alberto Romero; La noche del florero, de Jimena de la Torre; No me ama, de Martín Peroyanski; Un fotógrafo, de Martín Donoso, y Extranjera, dirigida por Inés de Oliveira César y Sergio Wolfe en coproducción con Polonia y Grecia.

Ante la crisis socioeconómica que afecta a la isla, está por ver si los patrocinadores de la Muestra Internacional de Cine Pobre continúan realizándolo, lo cual favorecería a los jóvenes talentos que intentan conjugar calidad y bajo costo productivo. Las muestras temáticas del 2008 al 2010 oscilaron entre Cienfuegos y La Habana.