LA HABANA, Cuba, abril (173.203.82.38) – Con el V Congreso de la Organización de Pioneros José Martí (OPJM), el 3 y 4 de abril, se cumplió la formalidad de efectuar esos encuentros de las organizaciones políticas antes del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC) que se realizará el 17 próximo.
Trescientos niños y tempranos adolescentes, supuestos representantes de más de 150 000 miembros, repitieron las frases machacadas en sus tiernos cerebros desde el preescolar, ante bisoños dirigentes, desde el nonagenario vicepresidente José Ramón Fernández, acompañado por Esteban Lazo, hasta Yamilé Ramos Cordero, presidenta de la organización, quien ronda los 40 años.
Los delegados al V Congreso Pioneril Conquistando el Futuro, recibieron como regalo el libro Fidel y los pioneros, fragmentos de 14 encuentros que ha tenido el Pionero Mayor con la niñez cubana en las cinco décadas que celebra ahora la OPJM, durante una actividad realizada en el Memorial José Martí de la Plaza de la Revolución, donde participó Armando Hart. Los niños disfrutaron de una gala cultural de clausura conducida por el talentoso grupo de teatro infantil La Colmenita, presidida por el General Raúl Castro, y donde José Ramón Machado Ventura entregó los premios Zapaticos de Rosa, máxima distinción de la OPJM a personalidades e instituciones “por su larga trayectoria en la formación de los pinos nuevos”, según informó el periódico Juventud Rebelde.
El Congreso concluyó con el compromiso de las nuevas generaciones de fortalecer el funcionamiento de la organización, conocer más sobre la historia de la patria y la localidad, cumplir el reglamento escolar y formarse con los futuros profesionales que el país necesita, según una nota aparecida en el diario Granma. Además, reportó que Olga Lidia Tapia, miembro del Secretariado del Comité Central del Partido Comunista señaló que “este congreso ha demostrado que el porvenir tiene que ser obra de los niños y jóvenes capaces de crear riquezas con el trabajo, formados con una profunda vocación de revolucionarios, respetuosos, modestos y cultos, porque ‘la revolución se nutre del aliento vital de su relevo”.
En fin, las cuestiones esenciales continúan sin abordarse. La falta de interés de los niños por el estudio se procura seguir resolviendo mediante las consignas, cuando a pesar de haber recurrido al pasado en los matutinos y cuanta actividad política se realizara, ahora se reconoce que la asignatura de historia tiene que priorizarse porque no se conoce, con el agravante de que para esos pinos nuevos lo ocurrido en los 52 años transcurridos desde 1959 es historia lejana. Nuestro devenir hay que conocerlo, pero no para vivir del recuerdo.
La motivación por aprehender los conocimientos, ambicionar ser el mejor en el sentido más honesto y empeñarse en el estudio para lograrlo, está en vislumbrar la meta, saber que con el esfuerzo cotidiano se tendrá el futuro que cada cual sea capaz de crearse. Desafortunadamente, los niños cubanos no tienen esos estímulos. Repiten como cotorritas, las frases prefabricadas y piensan en como “escapar”. Los problemas institucionales se desbordan en la sociedad y la familia. En los dos últimos años, por fin, los ministerios de Educación y Educación Superior están reajustando el sistema de instrucción que, entre otras deformaciones, suprimió la enseñanza de caligrafía, ortografía y redacción, gracias a lo cual los escritos de los cubanos son casi indescifrables, y se procura revalorizar el depreciado papel del maestro.
Pero desde el ámbito político, a través del Partido Comunista, constitucionalmente rector de toda la vida ciudadana, continúa la coraza y la puesta en escena evidente en esta minúscula obra teatral que ha sido el V Congreso de la Unión de Pioneros. Todo lo más alejada posible de las concepciones del José Martí que escribió La Edad de Oro para incentivar en los niños conocer, pensar libremente y solidarizarse.
En Cuba comportamientos elementales desde el primer día en la escuela como llevar adecuadamente el uniforme, saludar respetuosamente al maestro, no decir “malas palabras” y estudiar, que para eso se va allí, constituyen temas de agudo análisis en un congreso. Los niños hace decenios pierden el derecho a adquirir un litro de leche a los 7 años y no pueden tener juguetes, si sus padres -que quizás recibieron alguno que sus padres hace muchos años compraron por la cuota anual del sistema de racionamiento- no poseen divisas para adquirirlos en las tiendas del Estado. También allí tienen que comprarles los alimentos, las libretas y utensilios para la escuela, el calzado y la vestimenta. Alcanzarlos no depende del nivel profesional o investigativo de papá y mamá, que posiblemente sean ingenieros o cirujanos, pero tienen que limpiar el piso en un hotel o dejarlos en casa con los abuelos para ir a una “misión” en algún país lejano para resolver los pesos convertibles (CUC). Quizás el pequeño juegue a comprar en una “shopping”, a encontrar un amigo extranjero que le procure un viaje o a que tío le mandará pronto dinero desde Estados Unidos.
En este país de contradicciones, en la escuela se enseña elementos de computación para no poder conectarse a Internet ni comunicarse entre sí; el hermano trae los últimos juegos de la yuma (extranjero); en la noche se ven los programas de los canales de afuera por la antena ilegal, y no se puede hablar en la escuela o la reunión del destacamento de pioneros sobre las ventas en la bolsa negra.
Aquí no se sabe que millones de niños en China van a escuelas privadas pagadas por sus familias, estudian inglés y otros idiomas que llegan a dominar realmente, viajan al exterior para conocer como estudian y viven allá; experiencias que estimulan realmente sin tener que participar en una emulación con consignas pioneriles. Las sociedades están volcadas en movimientos bienvenidos por los gobiernos como “Todo por la Educación” en Brasil, y los maestros en Corea del Sur, Singapur y Finlandia tienen alta calificación y salarios desde los niveles primarios porque en los primeros años de vida se crea la base del conocimiento.
Lamentablemente, los padres y los niños cubanos continúan inmersos en las mentiras, impuestas desde el totalitarismo, que ni siquiera es capaz de reconocer como su homóloga política, China, que hoy se crea el mañana. Para llegar al futuro hay que interactuar en la aldea global con ciudadanos competitivos, preparados y emprendedores.