LA HABANA, Cuba, noviembre, 173.203.82.38 – Desde el viernes 21 de octubre, y durante el mes de noviembre, permanecerá en el Museo Nacional de Bellas Artes la exposición “Nada”, del artista plástico Carlos Alberto Quintana Ledesma (Ciudad de La Habana, 1966).
Quintana regresa a Cuba después de casi dos décadas de ausencia. Sus creaciones están signadas de códigos eclécticos que nos trasmiten un macro ecumenismo religioso, donde se destacan las evocaciones africanas y orientales. De ahí que nos encontremos con alusiones al panteón yoruba y al amplísimo universo espiritual del hinduismo.
En sus obras encontramos una cosmovisión esotérica, críptica y onírica. En particular, se percibe la búsqueda de la meditación como vía para la trascendencia humana. Así como la recurrencia en alusiones a la muerte y el renacer, el bien en oposición al mal, la luz despejando las sombras. En fin, al equilibrio de las fuerzas expresados en el yin y el yang.
En la presentación de la exposición, Rubén del Valle, del Consejo Nacional de Artes Plásticas, expresó: “Será acaso que esta diversidad de símbolos y el barroquismo de la ritualidad nos están pidiendo a gritos una hermenéutica particular, o será que siguiendo el propio título de la muestra, Quintana pretende sumergirnos en la nada y desde allí narcotizarnos, suspendernos en el tiempo y el espacio, volatilizar nuestros sentidos. Probablemente no sean más que refracciones de la propia personalidad del artista, de una engañosa paradoja”.
“El propio Quintana afirma que pinta para que la gente lo vea, para compartir una experiencia con los demás. Por este camino pudiéramos entonces llegar a pensar que sus pinturas son interminables telones de alguna obra que se ejecuta en escena, y que sus exquisitas líneas, la maestría en el uso de los recursos del color, ese dibujo como proceso central donde no se enmascaran las huellas del proceso, son sólo subterfugio, escaramuzas para atraparnos e inmiscuirnos en la engañosa madeja de sus redes. Por ese camino irían también los textos y los títulos de las obras, más generosos en claves para la interpretación, pero también en ardides”.
Al marcharse del país, es posible que Quintana lo hiciera siguiendo el consejo del poema Pueblo Blanco, del poeta español Miguel Hernández, musicalizado y cantado por Joan Manuel Serrat: “Escapad gente tierna, que esta tierra está enferma, y no esperes mañana lo que no te dio ayer, que no hay nada que hacer”, porque dejaba detrás la crisis económica, política y social recién comenzada en el país.
Con su retorno, pudiera ser que crea en la anunciada actualización del gobierno, como vía para revertir la situación que, durante veinte años, nos ha sumido en la miseria y desesperanza. Cuando, para todos los que hemos permanecido en éste contexto, los hechos nos indican que los cambios se van a circunscribir al título de su exposición “Nada”. Porque el egocentrismo prepotente, de quienes ejercen el poder, no les permite reconocer los derechos ciudadanos.