LA HABANA, Cuba, agosto, 173.203.82.38 -Durante décadas, el destino de los cubanos que abandonaban el país pareció ser el de morir dos veces. Primeramente, cuando sus familiares veían elevarse el avión que les transportaba con rumbo norte. Después, la segunda podía ser la inevitable muerte biológica.
Este destino fue compartido por muchos, sin distinción. Pero las figuras con un prestigio ganado en el medio artístico han sufrido con mayor intensidad esa doble muerte.
Era 1980, en plena crisis del Mariel, momento en que la TV nacional ponía al aire, en vivo, una versión de la novela “Rojo y Negro”, de Sthendal. A las ocho y treinta, previo a la salida del capítulo correspondiente, una locutora anunció la sustitución del actor Evelio Taillacq, por Frank González, en el papel protagónico. El comunicado concluía con una frase leída de manera enfática por la locutora: Que se vaya la escoria. Modo eufemístico de notificar la salida del país de ese popular actor y condena a la primera de sus dos muertes.
El Instituto Cubano de Arte y Cinematografía (ICAIC), tampoco escapó a este modo de censura y asesinato político de la memoria. Durante varios años no se exhibió en la isla el filme “Guarda fronteras”(1980), el cual era protagonizado por varios de los animadores del entonces muy popular programa televisivo “Para Bailar”. La supresión de la película comenzó a raíz del frustrado intento de salida en una lancha, con rumbo norte, de uno de ellos, el carismático Salvador Blanco.
Durante la segunda mitad de los años ochenta, del pasado siglo, fue muy popular en Cuba “Contacto”, un espacio televisivo que conducía la locutora y animadora Hilda Rabilero.
El programa se caracterizaba por combinar las entrevistas a figuras de la cultura o el deporte locales, con presentaciones de agrupaciones musicales. En cierta ocasión, Hilda invitó al set del espacio a su mamá, la recordada actriz Eloísa Álvarez Guedes. Durante el dialogo, Eloísa se refirió a la familia y en especial a sus hermanos. Entonces Hilda le preguntó cuál de éstos era para ella el más querido y recordado.
Eloísa quedó pensativa por unos segundos y dudó en responder, luego preguntó si de veras podía decirlo. El brillo de la añoranza estaba en sus ojos. Por un instante, ambas olvidaron que estaban en un estudio de tv, en medio de un programa en vivo, que era seguido por casi todo el país. Hilda le habló a Eloísa con una sonrisa cómplice y le indicó que podía decir lo que quisiera, pero esta última decidió no hacerlo. El más querido para ella, pero innombrable, entre los hermanos Álvarez Guedes, era Guillermo.
En ese momento habían pasado casi treinta años desde que los dos se vieron por última vez. Eloísa permaneció en Cuba hasta el fin de sus días, y fue querida y respetada por todos. Guillermo Álvarez Guedes no soportó a la dictadura castrista, que convirtió cada bar de esquina en un convento con victrolas apagadas, mientras el futuro de su firma de discos “Gema” se trocaba en una oscura incógnita. Se estableció en Miami, a inicios de los sesenta, y es hoy día respetado y venerado como uno de los grandes comediantes de habla hispana. Su nombre no puede ser mencionado en los medios de difusión de la Isla. Sin embargo, su recuerdo pervive en los cassetes y los discos que, por generaciones, han pasado de mano en mano entre las dos orillas.
Muchos nombres han pasado a formar parte de las listas negras en los medios de difusión cubanos. Y en varios casos sigue siendo así: Raúl Gómez, Annia Linares, Mirtha Medina, Donato Poveda, Arturo Sandoval, Vicente Rojas, Tanya Rodríguez, Maggie Carles, Celia Cruz, Olga Guillot, Paquito D’Rivera, Luisa María Güell, más un muy largo etcétera. Para algunos, el “rescate” llegó después de su segunda y definitiva muerte, como en el caso de La Lupe, cuyas grabaciones han sido difundidas en la isla después de su fallecimiento, en 1992. Otros no han tenido ni siquiera esa suerte.
Muchas cintas de músicos y cantantes fueron borradas de los archivos en Cuba, cuando éstos emigraron. El genocidio cultural ha sido letra corriente a través de reglamentaciones para las emisoras de radio y televisión, orientadas desde el Departamento Ideológico del Comité Central del PCC.
En los últimos tiempos, algunos “hijos pródigos” han vuelto de visita a Cuba, desde el “más allá”. Es notable el reciente regreso de la valiosa cantante Xiomara Laugart, de quien muchos en la isla no supieron nada durante años, y que, sin embargo, fue fundadora, en Nueva York, junto a Descemer Bueno, otro “hijo prodigo”, de la interesante agrupación “Yerba Buena”.
La agonizante necesidad de dinero duro y fresco que hoy exhibe sin recato la corrupta cúpula gobernante, ha convertido a los antiguos “gusanos” en “mariposas” y a los “traidores” de antaño en “trae dólares”.
Ahora se habla de una posible derogación de las prohibiciones a cantantes y músicos cubanos exiliados, tanto en la radio como en la televisión. Ojalá sea cierto. Pero en cualquier caso, el daño está hecho. Demasiados murieron ya dos veces, víctimas de la censura.