MADRID, España, abril, 173.203.82.38 -A la presidencia puede llegarse por elecciones democráticas, golpe de estado o golpe de suerte, pero el caudillo latinoamericano es único. Pretender imitarlo sin tener la perspicacia, la picardía y la inteligencia innatas descubre las carencias y complejos de inferioridad del heredero. El elegido de Hugo Chávez posiblemente tenga frustrados a quienes apoyaron su imposición como heredero, particularmente en La Habana.
El presidente encargado de Venezuela, Nicolás Maduro, comenzó su campaña el 2 de abril para las elecciones presidenciales del 14 evocando a su mentor más exageradamente que durante el período de grave enfermedad de Chávez, cuando consolidó su posición de imprescindible acompañante y probablemente la ilusión de Fidel Castro de que podría moldearse como sustituto incondicional. Pero no es lo mismo ejecutar los pormenorizados mandatos del caudillo, que pretender ocupar su lugar.
El misticismo fue cultivado por Chávez según avanzaba la enfermedad para incentivar el fanatismo en el pueblo venezolano, posiblemente incluso para procurar el auxilio de los dioses de todas las religiones a fin de impedir su trágico final, y para lograr imponer su legado. Pero el entorno del caudillo y particularmente Maduro lo cultivaron al extremo de pretender embalsamarlo, frustrado ese propósito al parecer por razones naturales.
Los resultados de las próximas elecciones se decían cantados, con una significativa victoria de Maduro, precisamente porque se votaría por cumplir los designios del recientemente fallecido. Sin embargo, su inicio de campaña ha sido contraproducente. En el primer acto electoral en Sabaneta, pueblo natal del comandante-presidente, la narración del candidato sobre el sobrevuelo de Chávez en cuerpo de un pajarito mientras él rezaba y la intercomunicación mediante silbidos, ha puesto en duda su capacidad para gobernar Venezuela, más aun en un momento muy complejo. Puede hacerse una conclusión impactante al leer la narración siguiente: “El pajarito me vio raro, ¿no? Silbó un ratico, me dio una vuelta y se fue y yo sentí el espíritu de él”. “Lo sentí ahí como dándonos una bendición, diciéndonos: ‘Hoy arranca la batalla, vayan a la victoria, tienen nuestra bendiciones’. Así lo sentí yo desde mi alma”.
El autodenominado hijo de Chávez, complicó su lema De Sabaneta pa´ Miraflores. Como el mismo dijo: ¨No es fácil, compatriotas, salir a las calles y pararse en el lugar donde estuvo Chávez¨. Tampoco lo será si continúa alentando la confrontación con la parte considerable de ciudadanos que no lo apoyan, y amenazando con que sacará las tropas a la calle, augurio de un golpe para implantar abiertamente la dictadura.