LA HABANA, Cuba, mayo, 173.203.82.38 -El mal pagado, subyugado y desprotegido proletariado cubano contó, en el desfile del Primero de Mayo, con una “representación” de los trabajadores por cuenta propia. El emergente sector no estatal es presentado hoy como el más próspero y mejor sindicalizado en nuestra economía.
“A tanta insistencia, poca resistencia”. Pongo esta frase popular en sintonía con el proceso de sindicalización en el sector de los llamados cuentapropistas, otra farsa. En el barrio donde resido y trabajo, Parcelación Moderna, en el habanero municipio Arroyo Naranjo, Damián Rodríguez y yo somos trabajadores privados sin afiliación sindical. Damián rehusó la oferta y yo aún la espero.
Del reclutamiento sindical se encarga la Oficina Nacional de Acción Tributaria (ONAT) y su equipo de persuasión, funcionarios que consiguen asociar a los cuentapropistas en los sindicatos del Transporte o del Comercio, la Gastronomía y los Servicios, dos de las 19 filiales que integran Central de Trabajadores de Cuba (CTC), bajo el total control del régimen.
La estrategia es sencilla. Los funcionarios de la ONAT aparecen ante el cuentapropista –o grupo de éstos- cuantas veces sea necesario y prometen “representación jurídica”, a cambio de una cuota sindical de 3 pesos mensuales, el equivalente a 0.16 centavos de dólar. Al final, la mayoría, víctima de la presión, acepta.
Según cifras oficiales, de aproximadamente 380 mil cuentapropistas registrados por la ONAT, más de 300 mil están sindicalizados, y 235 mil de estos nunca han tenido experiencia laboral ni sindical con el Estado. Las cuotas mensuales pagadas por los cuentapropistas afiliados a la CTC representan para el gobierno cubano un ingreso adicional de un millón de pesos mensuales, alrededor de 40 mil dólares.
¿A cambio de qué los cuentapropistas se afilian u organizan en comités sindicales subordinados a la CTC?
A casi dos años de la legalización del sector privado, sería lógico que sus “representantes sindicales” tuvieran proyectos y dinero suficiente para influir en la eliminación de determinadas regulaciones que asfixian al cuentapropista.
¿Pueden los “representantes jurídicos y sindicales” presionar para eliminar la resolución que prohíbe la venta en determinados lugares abiertos y de gran flujo comercial, en los cuales el Sistema de Planificación Física consiguió ubicar a miles de cuentapropistas? ¿Han hecho algo para ayudar a los numerosos cuentapropistas que entregan sus licencias, obstinados por el asedio de los inspectores y las excesivas multas por parte de la ONAT?
¿Acaso los “representantes sindicales” de los cuentapropistas han tratado de solucionar el grave problema creado por la falta de un mercado mayorista que abastezca al sector no estatal? ¿Por qué la CTC no defiende la idea de importar, sin limitaciones aduaneras, los insumos necesarios para el desenvolvimiento empresarial de los cuentapropistas? ¿Les ha brindado apoyo jurídico, o luchado por que tengan derecho a microcréditos?
Aún así, la periodista oficial Talía González, en su comentario del martes 1 de mayo, en el Noticiero Nacional de la Televisión Cubana, al referirse a los cuentapropistas sindicalizados, dijo: “Un sindicato que movilice, que interactúe con su gente, los hace sentir representados. Es el caso de lo que sucede con los trabajadores por cuenta propia. La cifra ha ido en aumento. Hoy rebasan los 300 mil en todo el país, el 80 % ya sindicalizado”.
La CTC quizás haga a algunos cuentapropistas “sentir representados”, pero de ahí no pasa la cosa. Como como ocurre con todas las llamadas organizaciones de masas, totalmente subordinadas al poder en Cuba, los cuentapropistas –presionados, cansados y para no “señalarse”- se afilian a la CTC y pagan su cuota mensual “por gusto y para nada”.