LA HABANA, Cuba, diciembre, 173.203.82.38 -No hace mucho, el periódico Granma, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba –el mismo que por estos días lamenta amargamente la muerte del tirano genocida Kim Jong-Il y casi ni menciona la de Vaclav Havel-, mostró su angustia y pesar por la muerte en combate del jefe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) Guillermo León Sáens, alias Alfonso Cano.
Sin duda fue una mala noticia para los “dirigentes históricos” de la revolución cubana, esa banda de viejitos cada vez más ridículos, incapaces de aceptar que su mundo se desmorona, desfasados, cargados de fracasos, sumidos en un proceso de abatimiento y congoja.
Dijo Granma que la desaparición del “líder social” podría estancar el proceso hacia la paz en Colombia.
¿De qué proceso de paz habla Granma?. Además, ¿Era Cano un “líder social”?
Innumerables veces los colombianos han transitado hacia la reconciliación, pero a los capos guerrilleros, autores de asesinatos y secuestros, comercializadores de coca, realmente no les interesa la paz. Sólo fingen interesarse para ganar tiempo y coger oxígeno, cuando se sienten perseguidos y acorralados. Entonces buscan ingenuos para que medien. O se apoyan en cómplices con fachada imparcial, como la ex senadora Piedad Córdoba.
Alfonso Cano fue el sustituto del más agresivo líder de las FARC, el Mono Jojoy, Raúl Reyes, el financista de los narcoguerrilleros, que a su vez había sustituido a Manuel Marulanda, alias Tirofijo, fundador y jefe de la guerrilla.
Reyes, tal vez por enano, se creía Napoleón, y gustaba que lo llamaran así. Me lo contó un colombiano que estudiaba Economía en La Habana y pernoctaba en mi casa, a inicios de la década de 1990. Estaba becado en Cuba, porque su padre era un jefe guerrillero: Oximel X. El propio Sr. X decía que todos las guerrillas, las FARC, el ELN y el M-19, eran una gavilla de malhechores. Y él sabía lo que decía.
Ahora el nuevo “líder social”, según el Granma, es el Sr. Rodrigo Londoño Echerry, apodado Timoleón Jiménez. Dicen que una vez, allá por 1993, lo vieron en la Casa del Tango de La Habana. Le gustaban tanto los rusos que se puso por nombre Timoshenko, igual que el mariscal soviético que Ampliardurante la II Guerra Mundial estuvo al mando del frente sur-occidental, y después, en 1947, fue enviado a China para la reorganización del ejército de Mao Zedong.
Las FARC cuidan los campos de coca y las pistas de aviones de los carteles, donde embarcan la droga, a cambio de armas para su guerra. Se agencian fondos también robando y pidiendo rescates por las personas que secuestran. Colombia debe a los comandantes de las FARC ser uno de los países de más alto índice de secuestros en el mundo. El senador Pablo Victoria, en 1996, denunció que la guerrilla y los carteles de la droga han corrompido el proceso político colombiano.
Si se hiciese un film objetivo sobre la historia de la narcoguerrilla en Colombia, los mafiosos de El Padrino, parecerían infelices niños de teta comparados con los comandantes asesinos que Granma llama “líderes sociales.”