LA HABANA, Cuba, enero (173.203.82.38) – Una pléyade de escritores, poetas, ensayistas, periodistas, pintores, compositores, historiadores, fueron virtualmente crucificados por no comulgar con la ortodoxia oficial, o sucumbieron víctimas de la homofobia.
La lápida cayó más pesada para quienes incurrían en el delito, no recogido en ningún código, de abandonar el país. Se les calificó como traidores. En la lista de expatriados aparece José Ángel Buesa, (1910-2010).
Buesa, a pesar de las etiquetas y censura de los inquisidores, conserva la corona de poeta más popular de todos los tiempos en nuestro país. ¿Quién no recuerda el Poema del renunciamiento?: Pasarás por mi vida / sin saber que pasaste, / pasarás en silencio por mi amor, y al pasar / fingiré una sonrisa, como un dulce contraste / del dolor de quererte, y jamás lo sabrás.
Buesa desarrolló también sus dotes de comunicador social como escritor y adaptador de novelas y episodios radiales. Hasta dirigió una emisora en El Salvador. También escribió piezas de teatro. Fue catedrático de la Universidad Nacional Pedro Enríquez Ureña, en República Dominicana, donde murió.
Los poemas post modernistas de Buesa tratan el tema erótico. Han sido traducidos al inglés, portugués, ruso, polaco, japonés, chino y otras lenguas. Las últimas generaciones han estado privadas de su poesía, y sus versos ya no son imprescindibles en las cartas de amor.
La editorial Letras Cubanas, atenta al reclamo popular, intentó reeditar parte de la obra de Buesa, a los veinte años de su partida. La propuesta fue rechazada por el Ministerio de Cultura. Ahora, transcurridos treinta años de escamoteo, en el centenario del nacimiento del poeta, se inicia su redescubrimiento. ¡Enhorabuena! Los muertos, de todos modos, no pueden protestar. Pero vale la pena exclamar: ¡Viva José Ángel Buesa!