LA HABANA, Cuba, marzo, 173.203.82.38 -El diácono Miguel Pons Velázquez (Cumanayagua, Cienfuegos, 1956) es uno de los 4 diáconos asistentes a la misa de su Santidad Benedicto XVI que se celebrará, en la Plaza José Martí, en Ciudad de La Habana. En entrevista, exclusiva para Cubanet, nos da su opinión sobre la visita del Sumo Pontífice de la Iglesia Católica a Cuba.
Cubanet – ¿Cómo y cuando llegó Ud. al diaconado?
Miguel Pons Velázquez -Desde pequeño he estado en la Iglesia. Fui ordenado diácono en 1992, después de un proceso de 5 años de estudios. Desde el año 1993 estoy en la capilla del cementerio Cristóbal Colón en La Habana, sirviendo a la Iglesia y al pueblo en la celebración de las exequias, o sea las honras fúnebres, para después sepultar a las personas, y en la semana siguiente, el domingo, la misa en sufragio que se celebra por el descanso de esas personas.
CN -¿Qué requisitos deben cumplirse para aspirar a ser diácono?
MPV -Primero la vocación. La persona tiene que sentir el llamado a al servicio a la consagración, al ministerio. El deseo de servir a Dios y a la Iglesia desde la diaconía. Tiene que estar casado con más de 10 años de matrimonio, más de 35 años de edad y realizar 5 años de estudio como promedio.
CN -¿Cuantos diáconos hay en La Habana?
MPV -En La Habana somos 26 diáconos.
CN -¿Qué actividades tienen?
MPV -Todos los diáconos aparte del trabajo que estemos ejerciendo; ya sea aquí en el cementerio, en la pastoral en las prisiones con los presos o atención en Caritas y demás, tenemos una iglesia parroquial donde vivimos, es la parroquia a la que pertenecemos desde antes de ser diáconos. Mi parroquia es Santa Clara de Asís, en el municipio 10 de Octubre.
CN -¿Cuál es su vinculación con la pastoral de las prisiones?
MPV -Yo no tengo ninguna. Hay diáconos que visitan en las cárceles, una vez al mes, a los prisioneros que piden la asistencia de la Iglesia, le dan ayuda espiritual y entregan documentación para su preparación. Van diáconos, sacerdotes y religiosas a los establecimientos penitenciarios.
CN -Sé que Ud. fue el diácono asistente cuando la visita de Juan Pablo II y que también participará en la misa que celebrará en Ciudad de La Habana Benedicto XVI. Hábleme sobre esto.
MPV -La visita de su Santidad Juan Pablo II fue en 1998 y el Maestro de Ceremonias de la Arquidiócesis, el padre Rodolfo, me dijo que yo había sido elegido para la asistencia al Papa en la liturgia. Junto conmigo también fue elegido el diácono Alfredo Rojo, que hoy reside en Estados Unidos. En ésta ocasión, el Maestro de Ceremonias estuvo aquí, para que conjuntamente con otros tres diáconos asistiéramos al Santo Padre. Ahora, en ésta misa, seremos cuatro diáconos.
CN -Sectores de la emergente sociedad civil en Cuba, y personalidades políticas del mundo, le han pedido a Su Santidad que se reúna con Las Damas de Blanco y otros promotores de los cambios pacíficos. ¿Ud. cree que escuche El Papa ese reclamo?
MPV -El tiempo del Papa en La Habana va a ser muy limitado. Pienso que aquí en La Habana se reunirá con personas del gobierno, como lo hizo Juan Pablo II. Con otras entidades no sé, yo sé que piden que se les escuche. Pero no sé cómo se la van agenciar para eso.
CN -Juan Pablo II llamó a no tener miedo, a que los cubanos seamos los dueños de nuestro destino. También, a que Cuba se abriera al mundo y el mundo se abriera a Cuba. Es decir, pidió una apertura. Cómo cubano, como hombre la Iglesia, consagrado ¿Piensas que Benedicto XVI se pronuncie en ese sentido?
MPV -Mira, en las visitas que él Papa ha hecho a diferentes lugares ya, por ejemplo en África o cuando estuvo en Colonia con los jóvenes, he visto sus maravillosos discursos, como el que dedicó a los jóvenes en Colonia, y él lo que pide a las nuevas generaciones, a los jóvenes, es que se acerquen a la Iglesia, que comulguen los domingos y que se confiesen. O sea, que vuelvan a la vida eclesial. Porque si se alejan de la Iglesia no podrán crear una sociedad más justa en el futuro. Acérquense a Dios, es lo que dice. Pienso que el Santo Padre, como viene como peregrino por los 400 años del hallazgo de la imagen de la Caridad, le pedirá a la gente que abran más sus corazones al señor. Que tomen el ejemplo de la Virgen María, la madre del Señor, de esa mujer humilde que acepto la voluntad divina para salir adelante. Pienso que nosotros debemos de actuar en actitud a eso. Todo está concatenado, si la persona abre su corazón y actúa con amor seria muy buen político, muy buen ciudadano, muy buen hombre o mujer de Iglesia. Es lo fundamental en este caso.
CN -¿La visita de Su Santidad podría marcar un punto de inflexión para el diálogo, entre los poderes del Estado y la emergente sociedad civil?
MPV -Para que eso suceda, el gobierno, nosotros como Iglesia y el pueblo en general tendríamos que tener buena voluntad. No es que el Papa venga y diga. Es escucharlo y tomar esas palabras y ponerlas en nuestra vida a funcionar.; tanto los políticos, como los religiosos y el pueblo en general. Puede ser un pueblo que tenga otras creencias, no sólo la católica, sino en general, porque una gran mayoría de la población cubana tiene también otras creencias. Todos los cubanos tenemos que tomar esas palabras y vivirlas. No es que yo quiera solo que el otro cambie, sino que yo también debo cambiar. O sea, tanto yo como cristiano, como católico, como diácono, como el que no lo es, debemos cambiar. El Papa podrá decir, pero si nosotros endurecemos nuestros corazones no camina el cambio. Ocurre como con el mensaje del Evangelio: tiene que haber disposición de los individuos para que eso funcione. Buena disposición y buena voluntad. Cuando falta la buena voluntad, estemos donde estemos, nos quedamos cerrados. Ahora, si hay buena voluntad de todos los cubanos, funcionaría muy bien. Todos somos cubanos y tenemos que tratar de vivir más el amor evangélico. La palabra reconciliación es buena, pero si a la luz del Evangelio de Jesucristo y el amor a la Virgen María, nuestra Señora de la Caridad, nos llenamos de buena voluntad eso va a funcionar bien.
CN -En el avión, rumbo a México, su Santidad aludió al fracaso del comunismo ¿Cree que en Cuba la Iglesia pueda contribuir a que los cambios ocurran sin traumas ni fracturas en la sociedad?
MPV -La Iglesia está para mediar y todo el empeño cristiano es aconsejar, ayudar y armonizar siempre, para que los cambios sean por los mejores métodos. La paz y la reconciliación son lo más importante. Nunca vamos a instigar a algo violento; siempre iremos con el diálogo y la reconciliación. Los cubanos todos estamos llamados a eso.
CN -Después de más de medio siglo de odio y resentimiento acumulado ¿Cómo se puede lograr que el cambio sea sin violencia?
MPV -Canalizar eso no es fácil. A las personas con esos sentimientos hay que tratar de lograr que comprendan la necesidad del perdón. Enseñar la pastoral del perdón. Es difícil, es muy difícil, Jesús incluso en sus palabras lo dice muy claro: amar a tu enemigo y orar por los que te persiguen. Es difícil pero no es imposible y eso hay que hacerlo. Hacer lo que el Maestro dice para esos casos. La Iglesia tiene que seguir ese parámetro. La ley no puede ser ojo por ojo y diente por diente. Tiene que ser la ley del amor, es la única que traería la Paz.