LA HABANA, Cuba, junio, 173.203.82.38 -“Este será un país de hombres de ciencia”, dijo el dictador Fidel Castro Ruz hace medio siglo. Y cumplió su palabra, formando gran cantidad de científicos durante las primeras décadas de su dictadura. La pena es que la mayoría de los científicos cubanos formados durante su gobierno, emigraron a donde no fueran sometidos a presiones ideológicas, recibieran salarios dignos y sobre todo, donde sus opiniones científicas fueran oídas e interpretadas en su justa y académica medida.
Pero lo peor para los científicos fue tener que enfrentarse a las continuas improvisaciones y locuras del mismísimo caudillo, que siempre impuso sus desatinados planes por encima de cualquier consideración o recomendación científica. Entre los planes no realizados o dejados a medias se cuentan la desecación de la Ciénaga de Zapata, la creación de un lago de agua dulce en la Bahía de Nipe y el Canal Cuba de circunvalación, con la intención de que los ríos no desembocaran en el mar.
Entre sus desatinos memorables que llegaron a consumarse está que para la Zafra de los diez millones, de 1970, la llamada Brigada Invasora Ernesto Guevara desmontó y destruyó 180 mil hectáreas de hermosos bosques naturales. Más de cuarenta años después, la mayoría de ellas están llenas de marabú, o sufren los efectos de la desertificación. Los predaplenes a la cayería norte de Jardines del Rey, en especial el de Cayo Coco, que provocó la desaparición del 83 % de las especies marinas comerciales y eliminó la actividad pesquera en la zona. Pero la locura no terminó con la jubilación del caudillo original. Ahora, a un costo faraónico, Raúl Castro, su sucesor al mando del feudo familiar, intenta desviar las aguas de la zona extremo oriental hasta las llanuras de Camagüey, a más de 300 kilómetros.
En el caso de los suelos, los procesos erosivos afectan a más de 4 millones de hectáreas de tierras agrícolas, la acidez se extiende por 1,7 millones de hectáreas, hay elevados niveles de sal y sodio en alrededor de 1 millón de hectáreas. Hay problemas de drenaje en 2,7 millones de hectáreas y en general el 60 % de las tierras agrícolas del país se encuentra afectado por estos y otros factores.
Existe un uso irracional de los bosques, tanto por el gobierno como por particulares. Se desconoce el área real cubierta por vegetación arbórea y el valor del fondo forestal del país. La mayoría de los bosques naturales están sobreexplotados y en mal estado debido a los más de 200 incendios forestales anuales, que afectan unas 5 mil hectáreas de bosques. La reforestación es precaria, por el uso de semillas de mala calidad, baja supervivencia de las plantaciones y reducida gama de especias forestales utilizadas.
Es grave la contaminación en las aguas interiores y marinas, por el deficiente estado de las redes del alcantarillado y su carácter parcial, así como el estado crítico de las plantas para el tratamiento de residuales líquidos. El servicio de agua potable es deplorable debido a las crónicas insuficiencias en la cloración y el deterioro de las instalaciones y medios dedicados al tratamiento del agua. La recolección y deposición de desechos sólidos en las ciudades es caótica, al igual que la situación de los vertederos y basureros. La mayoría de las instalaciones que producen desechos peligrosos no cuentan con un sistema para el tratamiento de los mismos y según cifras oficiales en el país hay más de 2.200 fuentes contaminantes consideradas altamente toxicas.
La lista de problemas pudiera continuar si pasamos a la contaminación aérea, producto de gases contaminantes y la inexistencia de filtros en las plantas que garanticen la limpieza del aire. Pero eso pudiera ser tema para otro trabajo.
El Día Mundial del Medio Ambiente, que se celebra hoy, encuentra nuevamente a la ciencia cubana marcando el paso detrás de la ineptitud de los comunistas y su Ministerio de Ciencia Tecnología y Medioambiente, más conocido como CITMA.
En resumen, además de los incalculables daños sociales, al ser humano y la familia, y la destrucción de la arquitectura y toda la infraestructura del país, el periodo comunista de nuestra historia, que ya dura más de medio siglo, nos legará incalculables, y posiblemente irreversibles, daños al medio ambiente.