LA HABANA, Cuba, diciembre (173.203.82.38) – Diciembre usualmente concentra los acontecimientos más relevantes en el mundo cultural de Cuba. Podrían ser diversos lo motivos para ello, como procurar animación para el pueblo al concluir el año, atraer turistas, demostrar la importancia que el gobierno le confiere a la cultura o conseguir el apoyo de los intelectuales y artistas.
El XXXII Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano transcurrió del 2 al 12 de diciembre, con participación de varias películas nacionales, de las cuales José Martí, el ojo del canario, cautivó, como generalmente ocurre con las obras del director Fernando Pérez, y Casa Vieja, de Lester Hamlet, basada en una obra (1964) del dramaturgo Abelardo Estorino, obtuvo el premio del público.
Pero no fueron las películas lo más destacado del Festival, sino las palabras del relevante intelectual Alfredo Guevara, presidente del evento, al señalar que los dirigentes históricos tienen el deber de realizar los cambios en Cuba. Se confirmó su sintonía con Raúl Castro el pasado 17 de diciembre, cuando el Presidente expresó en la última sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular: “La generación histórica tiene el deber elemental de corregir los errores que hemos cometido en estas cinco décadas de construcción del socialismo en Cuba”.
Los homenajes a Alicia Alonso por su 90 cumpleaños, que se produjeron durante todo 2010, dentro y fuera de Cuba, culminaron el 21 de diciembre, con la publicitada visita del General Raúl Castro a la residencia de la primera ballerina assoluta.
Los merecidos festejos por la celebración del centenario del natalicio, el 19 de diciembre, del gran escritor José Lezama Lima, contrastan con el desdén oficial que las autoridades socialistas le prodigaron en vida. Sus obras fueron silenciadas, en particular la novela Paradiso, que círculo subrepticiamente entre los intelectuales, estudiantes y el pueblo, pero ahora es reconocida como “obra cumbre, apoteosis de lo simbólico”, según el diario Juventud Rebelde. Han pasado 34 años de la muerte del gran escritor y se procura dar imagen de apertura, por lo que su casa de la calle Trocadero, en La Habana, donde vivió más de 40 años, ha sido restaurada y convertida en museo. También Esther Borja, la gran cantante, cumplió 97 años, con sólo una breve mención en un noticiero de televisión.
Entre los contrastes de la manipulada cultura cubana también estuvo el homenaje a John Lennon en el 30 aniversario de su muerte. La prohibición de la formidable música de los Beatles y la persecución a la generación de jóvenes de los años 60 y 70 que querían escuchar la música “deformante de la sociedad capitalista”, pasó al olvido el 8 de diciembre de 2000, cuando Fidel Castro develó, en un parque del Vedado, la estatua del Beatle, cuyas gafas han sido sistemáticamente sustraídas, al extremo la estatua ha requerido un guardaespaldas casi permanente. Lamentablemente, la reivindicación de Lennon también llegó después de su muerte. En esta ocasión, en su regazo tuvo un ramo de flores y se tocó su música, apropiadamente coincidiendo con el festival de cine.
En julio falleció en Miami Olga Guillot, la gran bolerista cubana. Aunque proscripta para los cubanos en vida, al morir tuvo mejor suerte en nuestros medios que Celia Cruz, La Guarachera de Cuba, cuya muerte en 2003, solo fue mencionada en una pequeña y ofensiva publicada en el diario Granma. Sobre la Guillot aparecieron un par de artículos bastante positivos en La Jiribilla, la revista digital de la UNEAC, que solo pueden leer los pocos que acceden a Internet.
Es hora ya de que la confrontación política deje de impedir a los cubanos conocer a tantos grandes artistas e intelectuales prohibidos en Cuba desde hace 52 años. Bebo Valdés sobrepasa los 90 años, pero su música cautiva en todo el mundo. Por lo menos deberíamos tener la posibilidad de escucharlo en los medios nacionales. Incluso ha ganado el Premio Grammy conjuntamente con Chucho Valdés, su hijo.
En el proyecto de Lineamientos para el VI congreso del Partido Comunista se dedican tres puntos a la cultura. En el 151 se plantea continuar desarrollando la defensa de la identidad y la conservación del patrimonio cultural. Esos relevantes artistas que he mencionado, y muchos más, han continuado enriqueciendo la cultura cubana y difundiendo nuestra identidad y patrimonio por todo el mundo, a pesar de estar alejados físicamente, y merecen reconocimiento en nuestro país. Igualmente, dentro de Cuba se mantienen muchos creadores en el ostracismo, proscriptos por el gobierno totalitario. Eso es algo que debería ser considerado en los análisis de los lineamientos que se efectúen en el ámbito cultural, particularmente en la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).