LA HABANA, Cuba, marzo, 173.203.82.38 -Pedro Valerino Acosta, de 28 años de edad, hijo de Pedro y Corina, fue sancionado a 20 años de privación de libertad por el asesinato del Humberto González Otaño, un joyero de la barriada de San Miguel del Padrón en la capital, proceso en el que resultaron también sancionadas 5 personas más.
Hasta la fecha a Pedro no le constan antecedentes penales, pero no participa en las actividades convocadas por el Comité de Defensa de la Revolución. Sus vecinos “lo rechazan por su conducta desajustada”, según dicen los jueces.
Según el Tribunal de La Habana las pruebas existentes en su contra “son suficientes para ubicarlo como autor intelectual de los hechos”. En su sentencia el Tribunal afirma que Valerino “vendió” la idea de robar en casa del orfebre -sin especificar por cuanto- al resto de los acusados.
Valerino Acosta, reconoció que les dio a dos conocidos del barrio el contacto de un joyero en San Miguel, que compraba prendas y cambiaba dólares norteamericanos por pesos convertibles.
La policía afirma que él les propuso a todos robar en el lugar y el tribunal, que participó en los encuentros para perfeccionar el plan, circunstancia que fue negada por el resto de los sancionados en el juicio. Según los jueces, las declaraciones de los acusados varían debido al vínculo de amistad que los une y porque permanecieron en el mismo establecimiento penitenciario durante el tiempo de prisión provisional.
No obstante, reconocer que la declaración de coacusado no hace prueba, el tribunal llegó a la convicción de su culpabilidad, porque junto a Eduardo Serna, uno de los testigos que declaró en el juicio, visitaban la casa del joyero. Además estaba relacionado con el resto de los acusados, por vínculos de amistad o por ser del mismo barrio.
Soltero, con noveno grado de escolaridad y sin vínculo laboral, Valerino Acosta es descrito por los jueces como un guapetón que se manifiesta a viva voz, con palabras obscenas. “Altera frecuentemente el orden y se relaciona con elementos antisociales, ha sido objeto de interés para los órganos operativos del Ministerio del Interior ”, afirman.
El Instructor del caso, el Capitán Yoelkis Céspedes Ramos, que según el tribunal “expuso de manera magistral las diligencias de investigación”, nunca explicó porque Serna fue descartado como sospechoso, si al igual que Valerino Acosta, conocía a la mayoría de los acusados y residía en el mismo barrio.
Según familiares de los acusados, Eduardo no fue procesado debido a la influencia de un miembro de su familia que pertenece a la División Territorial de Investigaciones de La Habana, órgano militar a cargo de la investigación del caso.
En Cuba supuestamente todos somos iguales ante la ley, pero tener amigos, un familiar con un cargo o simplemente dinero para sobornar a un funcionario, pueden hacer la diferencia. Mala suerte la de Pedro Valerino Acosta, hijo de Pedro y Corina, no tiene quien lo proteja.