LA HABANA, Cuba, junio (173.203.82.38) – En los lineamientos económicos aprobados en el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba, no hay ninguno referido al trabajo por cuenta propia. Es decir, que el Congreso desestimó que la actividad privada fuese un componente de la economía nacional, indicando que es la planificación y no el mercado lo que pautará el desarrollo económico de la nación.
No obstante, en franca contradicción con esa línea está la información brindada por el periódico Granma el 17 de mayo, que refleja los acuerdos más importantes de la reunión del Consejo de Ministros, entre ellos la extensión del cronograma de despido de medio millón de trabajadores, lo que obliga a mantener las plantillas congeladas, es decir, que el empleo estatal se paraliza.
Como tácito reconocimiento del fracaso de la arbitraria incautación de 40 mil negocios privados en marzo de 1968 y la total estatización de la economía, durante la llamada Ofensiva Revolucionaria, el gobierno, para asombro de los más pesimistas, acordó a extender a 176 actividades, de las 86 inicialmente autorizadas, la autorización a los nuevos cuentapropistas para contratar mano de obra.
A mediados de mayo, 314 mil 538 cubanos figuraban como cuentapropistas. De esa suma, 221 mil 839 sacaron su licencia durante los cinco primeros meses del año.
Prueba de que el actual equipo de gobierno está apostando a la ampliación y consolidación de la actividad privada, la tenemos en que a finales de diciembre disponían de licencia solamente 87 mil 889 personas, que se ganaban la vida como trabajadores independientes.
Sin que nadie lo esperara, el gobierno reconoce por primera vez que la actividad privada es su tabla salvadora. Por ello ha tomado medidas para eliminar las deficiencias y restricciones que trababan el despegue de esta actividad, así como ha propiciado medidas que favorecen la contratación de fuerza de trabajo en el sector privado, porque el Estado en estos momentos no está en capacidad de absorberla.
Una muestra de que se marcha hacia la economía de mercado, principalmente en los servicios, la tenemos en que a todos aquellos que contraten cinco trabajadores en cualquiera de las 176 actividades autorizadas, se les exonera del pago de impuestos durante lo que resta de año.
Estamos en presencia del nacimiento, consolidación y expansión de la microempresa. A los dueños de paladares se les ha autorizado una capacidad de 50 sillas; esto implica que para la atención adecuada de tal número de comensales, necesitan posiblemente 18 empleados, divididos en dos turnos de 12 horas. Un restaurante de tal magnitud cae en la categoría de una pequeña empresa.
Una señal de que existe interés por parte del gobierno de que esta actividad se consolide, es el anuncio de que en el segundo y tercer trimestre del presente año se gastarán los 120 millones de dólares aprobados para comprar mercancías destinadas a la creación de un mercado mayorista, para que los cuentapropistas adquieran los insumos necesarios para sus actividades a precios que hagan viables sus negocios.
Si bien cabe la frase “del lobo un pelo”, hay que admitir que los acuerdos del Consejo de Ministros están claramente dirigidos a fomentar la expansión de la propiedad privada, aunque las autoridades no lo reconozcan públicamente. Por eso han tomado medidas para optimizarla, quitándole los obstáculos burocráticos que aún la frenan.
Para el gobierno, el cuentapropismo es la mejor alternativa de empleo y el único modo para paliar la crisis, al menos por el momento.