LA HABANA, Cuba, agosto (173.203.82.38) – Parecería que en los medios de difusión cubanos se está permitiendo la denuncia de los grandes problemas sociales existentes. Pero sin menospreciar la sensibilidad de los realizadores y artistas, que desean plasmar la realidad con interés de llamar la atención a fin de procurar soluciones, habría que preguntarse por qué desde instituciones oficiales, estrictamente controladas por la máxima dirección del Partido Comunista, se propicia abordar ciertos temas.
En el cine hace unos años, la separación familiar debido a la salida definitiva para residir en el extranjero fue un suceso sorprendente y conmovedor, que luego se convirtió en moda cansona en obras de cuestionable calidad.
Y llega Habanastation, opera prima de Ian Padrón, quien había incursionado con éxito en diversos cortos. Su abordaje de las diferencias sociales abre el espectro temático, aunque no es absolutamente novedoso, ya que el director Fernando Pérez trata diversas aristas en Suite Habana, una obra maestra en la cinematografía cubana realizada en 2003, y La vida es silbar.
Habanastation es un filme de fuertes contrates. Se inicia en una casa de excelente nivel para la Cuba actual, en el barrio Nuevo Vedado, que antes de 1959 fue propiedad de algún capitalista criollo, y con un auto moderno distante de los Lada soviéticos, los “almendrones” o norteamericanos de fines de 1930-1950 y las pesadas bicicletas chinas. Una madre que se regodea en la satisfacción de gustos propios y del hijo, es representante artística de un padre músico que trae del exterior el ansiado Playstation más reciente.
Mayito, un niño por encima de los demás en la escuela secundaria básica, tiene un director y una maestra solícitos, que en la reunión matutina le brindan la distinción de leer el saludo por el próximo Primero de Mayo, Día de los Trabajadores, a cuyo desfile irá para cumplir la formalidad. Carlitos, el otro niño, que no encaja en el ambiente del colegio, porque ni siquiera ha jugado con un Playstation, reacciona riñendo por la burla de sus compañeros, y recibe la reprimenda.
Al concluir el desfile en la Plaza de la Revolución, Mayito se percata de que no está con la joven maestra encargada de cuidarlo, y aborda un ómnibus en dirección lejana a su casa. Convence al chofer para bajarse, pero como siempre estuvo encerrado en su ambiente y transportado en el auto familiar, recibe el shock de un barrio marginal cercano a la Plaza y no lejano a su hogar. Afortunadamente se encuentra con Carlitos, que vive en unas habitaciones paupérrimas con su abuela, pues su mamá falleció y poco a poco se aprecia que su padre está preso.
Para incredulidad de Mayito, le cuenta que recoge botellas para venderlas y ahorra para comprarse un papalote, mientras promete avisar a su familia, si le permite jugar con el Playstation. En pocas horas Mayito conocece los conflictos de los niños de esas casuchas en calles destruidas, sus rivalidades y fidelidades. Mientras, papá, acompañado de su representante y esposa, graba un disco en un óptimo lugar, que evidentemente son los Estudios Abdala propiedad privada de Silvio Rodríguez. El final es conmovedor, cuando Mayito baja del auto de su padre para entregar su Playstation a Carlitos e invitarlo a jugar algún día en su casa; pasos extraordinarios de un niño egoísta que irrumpe con esas experiencias aleccionadoras en la adolescencia.
El filme es encomiable, sobre todo porque muestra la depauperación y la pobreza de la sociedad cubana, a través de uno de los casi 50 barrios miseria de la capital. Encaja bien en el actual contexto de Cuba. Pero enmascara otros grandes problemas. La familia con muy buena situación económica en comparación con el bajo nivel de la mayoría de la población, puede ser criticada porque se siente por encima de los demás y se relaciona sólo con su medio, lo que también lesiona al hijo. No obstante, se toma como chivo expiatorio a un artista, lo que podría crear sentimientos de condena a todos sus congéneres por parte del espectador, sin tener en cuenta que lo logrado es resultado de años de estudios y mucho trabajo.
Sustrato hay para esas apreciaciones, pues desde la cúpula del totalitarismo se establecen permisos y prohibiciones que crean muy diversos privilegios, como permitir actuar, publicar libros, o exponer en el extranjero, a donde se viaja en ocasiones con familiares declarados cercanos colaboradores, mientras los deportistas no pueden contratarse en el exterior y tienen que “desertar” cuando participan en un evento, con la represalia política extendida a sus seres queridos.
Esta película fue patrocinada por el Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) y el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), instituciones oficiales muy famosas por ejercer la censura y determinar posibilidades de realización, más aun en estos momentos cuando escasea el presupuesto. En ella participó el grupo infantil La Colmenita, de merecido prestigio nacional e internacional. Desde antes de su presentación en las salas de proyección, ha recibido gran divulgación, estimulando la concurrencia de público, en este verano de vacaciones. Los CVD piratas pululan en todo el país. Su presentación en el extranjero comenzó en Estados Unidos, en el Festival de Cine de Michael Moore, donde ganó un premio, anunciado con gran fanfarria.
En Cuba el elevado nivel de vida de la élite de poder es un asunto tabú. Los barrios donde residen son exclusivos, para que el pueblo no conozca las mansiones, y sus relaciones son muy cerradas. La corrupción de directivos de importantes empresas y organismos estatales ha alcanzado inmensas proporciones, que no se publican, aunque sus detalles recorren el país, verificados cuando los medios anuncian alguna conclusión de juicios y sentencias. En muchas ocasiones se trata de personas estrechamente vinculadas a las más altas esferas del Partido Comunista y el gobierno durante decenios. Posiblemente se habituaron a nefastos manejos durante tanto tiempo de impunidad, mientras utilizaron y deformaron a una parte no pequeña del pueblo que ha tenido que sobrevivir económicamente traficando en la bolsa negra.
El Presidente Raúl Castro se ha volcado contra la corrupción, para lo cual creó la Contraloría General de la República y el 1 de agosto planteó que se tomarían acciones severas. Pero el mal está enraizado en la burocracia parásita, que el General acusó de obstruccionar sus medidas.
¿Habrá alguna película sobre las verdaderas diferencias sociales y sus causas?