GUANTÁNAMO, Cuba, junio, 173.203.82.38 -En Cuba se están celebrando los juegos de la post temporada del campeonato nacional de pelota. Villa Clara se enfrenta a Cienfuegos, y Sancti Spíritus a Matanzas. Al terminar los partidos, se realiza una conferencia de prensa con los dos managers y algunos peloteros, comenzando siempre por el equipo visitador. Hasta ahora, las realizadas han dejado mucho que desear, pues los conductores y algunos periodistas se han mostrado inseguros, no se escucha bien lo que se pregunta, las cámaras no enfocan a los periodistas y a veces las preguntas evaden aspectos medulares del juego.
En la conferencia de prensa celebrada en el estadio José Antonio Huelga, el pasado 29 de mayo, Víctor Mesa, manager del equipo Matanzas, reaccionó de forma poco ética ante una pregunta del periodista Oscar Castañeda, de Radio Sancti Spíritus. Éste inquiría sobre la rápida extracción del box del lanzador Félix Fuentes, cerrador estrella del equipo.
Las reacciones irrespetuosas de Mesa son algo habitual, y más que a una lógica consecuencia de su falta de educación, se deben a la seguridad y prepotencia de que hoy disfruta, por haber sido designado manager del equipo nacional hasta el 2017, aunque como manager no ha demostrado nada, pues ha discutido más de seis campeonatos al frente de Villa Clara, clasificó el año pasado con el equipo Matanzas para la etapa final, y hasta ahora no ha ganado ninguno.
En Cuba, hay managers de mucho más prestigio y conocimientos que Víctor Mesa, como lo son Jorge Fuentes, Eduardo Martín y Pedro Jova, entre otros. Pero de todos los que hoy dirigen, es él quien le ha caído en gracia a la Comisión Nacional, y eso es una especie de patente de corso.
Estando como director del equipo Villa Clara, Víctor Mesa comenzó a mostrarse irrespetuoso no sólo con los árbitros, sino también con sus propios peloteros. Se dice que Ariel Pestano, el mejor cátcher de Cuba, lo paró en seco en una ocasión, y que esa es la causa por la que fue excluido del equipo que asistió al último clásico mundial.
A Víctor no le ha bastado maltratar de palabras y hasta con golpecitos ultrajantes a sus propios peloteros, ante las cámaras y ante estadios repletos, sino que ha llegado al extremo de lanzarle tierra a un árbitro. Tanta desfachatez ha despertado muchas reacciones en su contra, por parte de la afición. Pero su caso no es único. Se han fabricado falsos paradigmas en todas las esferas de nuestra sociedad, y el campo del deporte no está exento de ello.
Tenemos muchos médicos, juristas, científicos, deportistas y dirigentes con títulos académicos, pero con una incultura e incivilidad extraordinarias. Otra cosa no puede esperarse de una sociedad que privilegia la entrega incondicional a los líderes y al partido por encima de la decencia y la cultura. Basta oír hablar a esas personas para percatarnos de que sus títulos académicos son ficticios. Lo que en otros países cuesta mucho trabajo obtener, aquí a veces ha sido regalado, teniendo en cuenta únicamente los méritos” revolucionarios” del beneficiado.
Higinio Vélez, uno de los managers con perores resultados al frente del equipo Cuba, lleva años al frente de la Comisión Nacional de Beisbol, y es el primero que debía exigirle respeto a Víctor Mesa. Pero se trata del mismo hombre que durante la celebración del penúltimo clásico, en Puerto Rico, se tocó groseramente los genitales en señal de protesta por una decisión arbitral, lo cual fue amplificado por televisión a todo el mundo y provocó su expulsión del partido.
También recuerdo al Dr. y profesor emérito de boxeo, Alcides Sagarra, en un campeonato mundial celebrado en Houston, Texas, gritar constantemente a los árbitros las palabras más soeces del idioma español. Y por supuesto que recuerdo al árbitro cubano que en el juego de pelota contra los Orioles de Baltimore, en los EUA, agredió violentamente a un ciudadano que había salido al terreno con un cartel en contra del gobierno cubano, o lo ocurrido con Ángel Volodia Matos, quien, en una Olimpiada, golpeó a un árbitro. Ambos fueron recibidos como héroes y elogiados públicamente por Fidel Castro.
El empoderamiento sin control, en cualquier esfera de la vida, engendra prepotencia y actitudes reprochables como las que hemos narrado. Esa es la causa primigenia de las actitudes irrespetuosas de Víctor Mesa, quien en definitiva no ha hecho más que imitar lo que durante su vida vio hacer a muchos de los dirigentes cubanos.